Africa ken kahuthukuma hoh keyan: Septiembre 2008

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Martes, 2 de septiembre del 2008

He decidido darle el bautismo de fuego al nuevo Toyota Dyna. Necesitamos tierra en el Preescolar y en Bumbandain, así que nada mejor que meterlo por el camino a ver cómo responde. Me he dado un palizón, pero me alegra el comprobar que el camión es más fuerte que yo. Ha pasado la prueba con nota, aunque se me ha querido ir un par de veces en los charcos.

Al pasar por Kamafondo y por Kamoi nadie se quería perder el espectáculo y me han seguido todos los pikines gritando Grandpa, Grandpa, un buen rato.

Ha llamado un tal Moses, me dice Medo que es un famoso locutor de radio de Freetown, para concertar una entrevista. Me pregunta si estoy bien relacionado en la capital y le contesto que solo me conoce el dueño del Freetown Supermarket, y el dueño de Roy Restaurant. Se ríe. Según él, todo el mundo habla maravillas de nuestro trabajo en el Biriwa Chiefdom, y quiere venir a comprobarlo in situ.

Irene sigue con su invernadero a cuestas, tirando niveles y haciendo agujeros para poner los postes de acero.

He ido a Kamayusufu para conseguirle a mi sobrina los datos de un muchacho con polio con el que intercambió unas palabras. Quiere escribir algo sobre lo que en este País hay que hacer para superarse, y lo quiere como ejemplo. Se llama Sorie Sheriff y su madre le dejó para irse a vivir con otro hombre. Va a comenzar Secundaria y está buscando una casa de acogida en Kamabai, porque con su limitación no podría caminar todos los días.

Coco, por su parte, se ha dado un palizón con Mohamed, el líder de Kassassie I, visitando varios poblados. Nos comenta en la cena que ha visto un niño enfermo que le ha impresionado. Nos muestra una fotografía e Irene asegura que puede ser cáncer linfático. Dice que le dijeron en el Hospital de Mabesseneh que estaba muy extendido por la zona.

He hablado un momento con Liza. Se le ve feliz y contenta. Espero que la experiencia sea positiva y se convierta realmente en una puerta abierta para otros.

Miércoles, 3 de septiembre del 2008

Otro oficio más, supongo que también misionero: camionero. Prometo contratar a un chofer, pero mientras encuentro alguno decente no tengo más remedio que conducir yo el camión. Lo trato con mimo exquisito y voy despacio porque el camino no está para muchas alegrías. Hoy han sido 3 viajes de arena, 5 horas conduciendo. La gente se sorprende al verme al volante, sobre todo los niños. Y me siguen gritando Grandpaaaaaaaaaaaaaaaa. Tengo agujetas en los brazos de agarrarme al volante. Hoy me he dado cuenta de que tengo el mismo camión que conducía el misionero de la película Disparando a Perros. Espero no terminar como él: sigo sin estar preparado para el martirio.

Jueves, 4 de septiembre del 2008

Me ha llamado Coco a las 4 de la madrugada porque había oído llorar a niños en el porche. Eran unas madres que habían venido andando desde Kathanta (8 kilómetros) con sus pikines a cuestas en busca de medicinas y de alimentos. Ya no tenemos leche, y no me atrevo a dar medicinas a niños tan pequeños. Me dicen que tienen malaria, pero vete tú a saber. ¡Cuánta falta nos hace un medico en la misión! Se han ido tan tranquilas, sin un mal gesto en la cara, incluso sonriendo diría yo…, y con las manos vacías. Ellas vinieron con la esperanza de, como siempre. Esta vez no fue posible, pero quien sabe la próxima. Seguirán esperando y caminando millas sin cuento luchando por la supervivencia de sus cachorros. Pero, según las estadísticas, de los 10 niños que vinieron, cinco de ellos no cumplirán los 5 años. Y mi experiencia me dice que es una cruda y cruel realidad.

¡Qué pronto se acostumbra uno a lo bueno! Llevamos una semana sin internet e incluso nos cabreamos por ello. ¿Y os cuento un secreto? ¡Hasta el Marca me leía antes de dormir!

Hemos echado a andar el generador nuevo de 30 kw. Es una gozada y nos ha solucionado de un porrazo todos los problemas de suministro de energía. Incluso podemos cargar las baterías de los paneles solares, porque con los aguaceros que están cayendo ya ni se acuerdan de la última vez que vieron el sol.

Ha llegado Moses  para grabarme una entrevista. Le digo si puedo hablar con sinceridad, y me dice que sí, pero que a él le golpearon la semana pasada en la capital. Al menos me avisa de que nos pueden zumbar. No deja de ser todo un detalle por su parte. Le pregunto a ver quien le ha hablado de mi, y me responde que me sorprendería el saber cuánta gente de la política me conoce en Freetown. Parece que las noticias vuelan, como en todas partes. En la cena hablamos largo y tendido acerca de los sueños y proyectos que llevamos entre manos. También de las dificultades que encontramos para realizarlos por culpa de la corrupción. Supongo que meter el dedo en esa llaga, la de la corrupción, es lo que puede hacer que nos veamos en problemas, pero lo cierto es que después de haber roto zapatos en tres continentes, no le tengo miedo a nada, ni a nadie. ¡Que sea lo que Dios quiera!

Estoy realmente cansado, pero gracias a Dios ya regresa Manuel. Tenemos que ver la forma de tomarnos algún día de la semana, o del mes tan siquiera, libre. Me comentó Chema Caballero que si no lo hacíamos terminaríamos de psiquiátrico, como terminó él después de dejarse la vida con los niños soldados y no permitirse el más mínimo descanso. Desde entonces, me dice, ha aprendido a dosificar las fuerzas y a decir que no.

Viernes, 5 de septiembre del 2008

Ha vuelto a caer el diluvio universal, así que nos hemos quedado amarraditos a puerto.

Coco y Jamer se han ido en moto para Hunduwa. Pasarán el rio Mabole en la famosa canoa, y en Makehe les esperará Johnatan.

Después del desayuno, Moses, me ha grabado la entrevista y no se ha cortado nada con las preguntas. Me dice que la pondrá en un programa de radio y que piensa publicarla también en el periódico de Freetown. ¡Bien!. Y entre las cosas que recuerdo haberle dicho es que me parecía totalmente desorbitado e injusto el tener que pagar 20 millones por liberar dos contenedores. Y que era hora de que el Gobierno hiciese una investigación de las ONG para averiguar quiénes hacían negocio escondiéndose detrás de unas siglas, o quienes estaban dejándose la piel por el desarrollo de este pueblo, como es Caritas Makeni. Ha prometido mandarme una copia.

He dejado temprano al periodista en Makeni, he comprado pintura, recogido al soldador, y me he vuelto inmediatamente para Kamabai.

Seray, nuestra cocinera y madre de Ballay y Mabinty, ha decidido volver a estudiar. Pero debe de hacerlo en Makeni, porque aquí siguen con la norma absurda de no permitir el reingreso a las muchachas que han quedado embarazadas. Creen que así bajará la tasa de embarazos. Lo que consiguen con expulsar a una muchacha del Colegio es que se quede embarazada al año siguiente de su segundo hijo, y que su futuro no vaya más allá de aguantar cualquier patán al que le tendrá que cocinar y limpiar la baffa para tener un techo donde cobijarse hasta que los pechos le peguen en los tobillos de tanto amamantar, y el hombre la cambie por otra. Al embarazo precoz solo se le puede enfrentar con educación y con una correcta información. El que Seray tenga que estudiar en Makeni significa más gastos, ya que tendrá que pagar alquiler (3.4 euros al mes, así que imagínense ustedes qué clase de habitación será), y el dejar a sus hijas a cargo de terceras personas.

En la cena he matado un escorpión en el comedor. Era pequeño y no ha sido digno ni de que le tomáramos una foto.

Me llama Dora Fofanah diciéndome que ha muerto su hermano, el que llevamos al hospital de Mabesseneh en Lunsar. Ha muerto en Kamabai hace solo unos minutos. Y me lo dice como si nada, como quien dice que ha salido a comprar el periódico a la esquina. Está visto que aquí la vida vale tanto como en Guanajuato, que reza el corrido.

Lunes, 8 de septiembre del 2008

Coco Portillo, nuestro voluntario para todo, vuela a Dakar para intentar conseguir el segundo sueño: los visados de Momodu y de Dora.

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Martes, 9 de septiembre del 2008

Nada puede eclipsar hoy la alegría del reencuentro con Manuel. No creo que el Resto de Israel esperase con más ansias al Mesías. Lo recojo en Lungi y nos venimos a Kamabai vía Port Loko para no perder tiempo esperando al ferri.

Miércoles, 10 de septiembre del 2008: San Nicolás de Tolentino

Supongo que a todos nos pasa igual: podemos pertenecer canónicamente por cuestiones de trabajo a una Provincia (en mi caso San Ezequiel Moreno), pero seguir ligados afectivamente a la nuestra de origen. Esto no desmerece en absoluto el cariño y el respeto que tengo por mis hermanos filipinos a los que he aprendido a querer a pesar de nuestras diferencias culturales.

El caso es que he llamado a mi Ex Provincial, Rafael Mediavilla, para felicitarle y para decirle que me unía a ellos en el gozo y en la oración.

En la eucaristía les hemos invitado a seguir la luz de la estrella dando pan a los pobres, como el Santo. Que nadie se acerque a nuestra puerta y se vaya vacío de alimento o de cariño.

Irene se ha encargado de poner un poco de variedad en la mesa, y el vino y el chorizo de Galilea han hecho el resto.

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Viernes, 12 de septiembre del 2008

Recogemos al Profesor Miguel Cervantes a las 2:30 de la madrugada. Vienen hasta el Toyota tres policías escoltándole y un par de muchachos. ¡Lo que hace el hambre! Le digo que yo doy las propinas, que no se preocupe.

Regresamos para Kamabai inmediatamente. Al poco, Miguel me pide parar porque tiene el estómago un poco revuelto. Paro, y vomita. Seguimos dando saltos en el camino infernal que nos ha dejado el invierno. Nueva parada, y nueva vomitona. Nos cuenta que en Casablanca comió un menú especial que llamaban Ramadán.  Me rio y le digo que a quién se le ocurre comer algo musulmán viniendo a una misión católica. Prometo limpiarle el estómago a base de meneos antes de llegar a Kamabai. Parece que ya se le ha asentado el estomago y se encuentra mejor. Los policías de los check-point están dormidos y maldita la gracia que les hace que ande de arriba para abajo a estas horas de la madrugada. Pero no me atrevo a quitar yo la cuerda porque se ofenderían.

En Rogbere, donde comienza la buena carretera, los tres dormitan plácidamente. Yo voy pensando en que ya quedan menos viajes a Lungi antes de mis vacaciones.

Reconozco que es una matada el conducir con lluvia y de noche, pero repetiría la experiencia por la riqueza que supone el recibir tanta visita. Y sobre todo, porque, en definitiva, los que salen beneficiados son mi gente.

Vemos amanecer en Makeni y aprovechamos a comprar pan. Manuel se sorprende al encontrarnos en casa al regresar de la misa del Santuario.

Los estudiantes me vuelven loco con las cartas solicitando entrar en el programa de becas.

Decido dormir unas horas porque estoy exhausto.

Domingo, 14 de septiembre del 2008

Vamos a misa a Bumbankakendehka. El evangelio nos invita a perdonar hasta el límite. Y no es fácil. Al menos para mí. Por eso me gusta que mi pueblo me lo recuerde con ejemplos de convivencia práctica:

-Si tu vecino habla mal de ti, debes perdonarlo.

De nosotros han dicho horrores. Supongo que de alguno de vosotros también. ¿Hasta dónde debemos perdonar?

La iglesita luce realmente linda recién pintada. He intentado respetar los mismos colores con los que pinté la de Little Flower en El Paso, Texas.

Nos regalan toronjas y nos volvemos a comer en familia.

Aurora me escribe correos electrónicos poniéndome al día de las aventuras de Yamasita por Madrid. Me rio y lloro al mismo tiempo imaginándomela en las escaleras eléctricas, en las puertas automáticas…

-Aurora, ¿quién está a cargo de abrir y cerrar las puertas? Le preguntaba después de mirar por todos los lados y no ver a nadie.

Me la imagino en el metro, en sus clases de español, en la universidad… y me da una ternura infinita.

Me dicen que tiene locos a todo el mundo cantando  Osasuna, Osasuna, oe, oe, oeo. Y le he dicho que se reserve la segunda parte de la canción dedicada a Guti para cuando esté en el Reino de Navarra.

Lunes, 15 de septiembre del 2008

Invito a Miguel a que me acompañe a recoger tierra en Kamoi con el camión. Viene encantado. En el segundo viaje a Bumbandain se nos clava el diferencial del camión en el fango. Tenemos que descargar la mitad de la arena para poder sacarlo. Antes nos hemos puesto de barro hasta las orejas. Todos los jóvenes de Kamoi han venido a echar una mano trayendo piedras y empujando luego.

Hemos vuelto a casa después de 7 horas al volante. Le digo que es una jornada laboral normal. Nos encontramos en el camino a Medo y a Irene que vienen en la moto para ver si estamos bien. Nos sentamos a comer a las 4 de la tarde y la cerveza fría nos sabe a gloria. La cerveza y el chorizo.

En Skype me recuerda Pilar Linares que hoy se celebra la Virgen de los Dolores, y que era justo que compartiésemos algo de sufrimiento con nuestra madre. Por nuestra madre, María, lo que sea. Ella y Jesús siguen siendo los motores de nuestros desvelos, ya lo sabéis. Nunca he sentido a María tan madre como ahora que murió la mía. Tampoco tan cercana.

Martes, 16 de septiembre del 2008

Voy con Miguel bajo el diluvio universal a Makeni para reunirnos en el Ministerio de Agricultura con Henry Kargbo, Director del Distrito de Bombali. Nos recibe amablemente y promete visitarnos y apoyarnos en todo lo necesario.

Viene Joseph y comenzamos el jamón de Goyo, alcalde de Viana, en su honor. Irene improvisa una jamonera con una cacerola grande, y se las arregla con un cuchillo desastroso para cortarlo según los cánones. Hablamos de lo divino y de lo humano. Del Capitulo Provincial y de los posibles delegados. Y siguen tomándome el pelo diciéndome que me van a votar.

Viene la bisabuela de Yaraba con la criatura en los brazos pidiéndome que la lleve a Kaburuyan. Se ha escapado del hospital otra vez. Me pide dinero y me niego rotundamente.

-Si quieres matar al niño lo vas a hacer tu sola, le he dicho.

Me ha estropeado el día. No hay forma de hacerle entrar en razón y los de la aldea no están por la labor de hacerse responsables del menor. Así que no me queda más remedio que afrontar la realidad: Yaraba va a morir. Sin razón, pero va a morir porque no le importa a nadie, y los pocos a los que nos importa algo no podemos hacer nada para evitarlo. Coco, incluso dio su sangre cuando el niño la necesitó en el hospital. Y me da rabia que sea inútilmente. Sé que el leer esto entristecerá a Juan Luis y a Elena, pero os aseguro amigos míos que he hecho hasta lo imposible por salvarlo.

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Miércoles 17 de septiembre del 2008

Irene tiene que hacer hoy el examen de Economía. Y debajo de un mango, como se lo insinuaron. A las 9 en punto de la mañana, Miguel Cervantes le ha entregado un sobre sellado. Y hemos sido testigos eclesiales de la seriedad del asunto. Me he asomado a las preguntas, y me he mareado con las ecuaciones, así que aunque quisiese echar una mano no podría. Lo mío es Economía parda, que diría mi madre. O, lo que es lo mismo, el arte de llegar a fin de mes con un salario raquítico.

Voy con Miguel a Kamayusufu y luego al Preescolar. Me felicita por la solidez de los edificios a pesar de la limitación de medios técnicos con los que contamos.

Me llama Josephine Sesay, esposa del Ministro de Agricultura, para invitarme a visitar el Ministerio en Makeni. Prometo hacerlo a la mayor brevedad posible. No me gusta demasiado que comiencen a rondarme políticos. Apuesto doble contra sencillo a que luego todos querrán comerse nuestros tomates. ¡Y gratis!

Me llaman también para decirme que la madre del Presidente de la República está interesada en charlar conmigo. ¡Epa! Y que le gustaría que me reuniese con el Ministro de Educación. No sé qué pensar y me siento inquieto y con las orejas mas tiesas que un pastor alemán. Prefiero trabajar sin tanta repercusión.

Le he cargado el Toyota a Joseph con material escolar y lo ha agradecido.

Coco me llama de Dakar por teléfono para decirme que nos han concedido el visado de Momodu, pero no el de Dora, su tía. Le pido que no vuele el miércoles para ver si podemos intentar algo desde aquí, aunque lo veo difícil. El caso es que el niño solo habla limba y creemos que es necesario el que tenga algún familiar cercano porque la operación es muy traumática. Los padres no saben inglés, así que optamos por la tía, estudiante de Secundaria. Parece que no quedaba muy claro en la solicitud de visado quien se hacía responsable por la estancia de Dora.

Viene la madre de Yamasita con un paquete para que Miguel se lo haga llegar a su hija. Nos humedece a todos los ojos:

-Cassava molida con granut (cacahuete) que se que le gusta. Y esta raíz de cassava para que la ponga en su habitación y nunca se olvide de que su madre es agricultora. Y de que somos pobres.

Le invitamos a patatas a la riojana, y las devora regadas con vino tinto.

Jueves, 18 de septiembre del 2008

Me parecía justo que Miguel conociese la capital, Freetown, y de paso evitar el regreso a Lungi por Port Loko que no deja de ser un martirio para todos. Además, así podría comprar alguna cosilla para su mujer y para los amigos en un mercadillo de artesanías que hay al lado de la playa.

Hemos comido en Roy, y se han bañado en la playa en ropa interior. De ahí a Diana Guest House, a la que Irene no ha podido menos de inmortalizar en fotografía. Les digo que el desayuno continental está incluido, y se ríen.

Cenamos también en Roy después de tomar unas cervezas a la orilla del mar, y jugamos un rato al billar para hacer tiempo de que Miguel coja el Helicóptero y cruce a Lungi, al aeropuerto.

Se me ha hecho corta la visita, aunque realmente ha sido intensa y creo que beneficiosa por todo lo que Miguel sabe de maquinaria agrícola. Por supuesto se ha puesto a nuestro entero servicio.

Viernes, 19 de septiembre del 2008

Después de hacer las consabidas compras, salimos para Kamabai. Al llegar nos dan la noticia de que han estado robando en las bodegas de OKP. Parece que llevaban tiempo haciéndolo.

Medo se ha puesto a gritar por la noche y ha hecho confesar a un muchacho.

Me siento realmente frustrado y triste, porque son muchachos a los que les estábamos pagando el colegio. Y a la que revendía las cosas le pagamos la carrera de maestra.

Los detienen en la comisaría de policía y no se habla de otra cosa en Kamabai.

Domingo, 21 de septiembre del 2008

Me toca la misa en el Santuario, así que no me queda más remedio que hablar claro sobre cómo nos sentimos Manuel y yo.

Si tienes un perro y cada vez que intentas darle de comer te muerde la mano, ¿qué haces?

Se lo he ido preguntando uno por uno y mirándoles a los ojos. Nadie sostuvo la mirada.

A la persona que compraba la carne y la revendía en Makeni le hemos pagado la carrera de maestro. Los muchachos que robaron están bajo el programa de becas de la misión. ¿Qué me aconsejáis hacer?, les pregunto.

Como siempre, los más críticos con nuestra labor y los más retorcidos son los que más hablan de la misericordia y del perdón. Me recuerdan incluso las llagas de Jesús.

Me vuelvo a casa sin saludar a nadie: no está el horno para bollos. Además, como les dije en la homilía, yo no soy Jesús de Nazareth, aunque intente imitarle en la medida de mis fuerzas.

Lunes, 22 de septiembre del 2008

Como me suponía, han venido todos los de Masaramankay a pedirnos que no enviemos a los muchachos a la Corte porque seguro que los mandan a la cárcel. Pido a Manuel que baje y que nos reunamos con ellos. Juran y perjuran que va a ser la última vez. Que toda la Comunidad se va a encargar de cuidar la Misión. Lo de siempre, vamos.

Me sorprende que no esté el Chief Alimamy. Me dicen que está tan avergonzado que no ha querido asistir a la reunión.

Simón se arrastra a los pies de Manuel lo que no le hace ninguna gracia. Nos desagrada el que piensen que la solución es humillarse. Manuel les dice claramente que el caso está en manos de la policía y que él no va a ir a pedir que liberen a unos ladrones confesos. Y es que esta vez no se trata de una chiquillada para comerse unas cajas de galletas. Esta vez han planeado el robo realizándolo cuando la tormenta era más fuerte. Han roto el techo para meterse y se han llevado 50 cajas de carne, zapatos, camisas…., para vender. Y lo han hecho durante más de un mes.

Nos piden rezar, supongo que para ablandarnos. Lo hacemos todos juntos.

Les dejamos claro que nosotros tampoco estamos felices, y que estamos sufriendo tanto o más que ellos.

Martes, 23 de septiembre del 2008

No he pegado ojo en toda la noche intentando encontrar una solución justa. Hoy se cumplen 72 horas de la detención y deben liberarlos o trasladarlos a Makeni.

Se me ha ocurrido una solución intermedia y se la propongo a Manuel en el desayuno. Le parece razonable y me voy con Medo y Steve, un maestro que tiene el pico de un político, a reunirme con los muchachos en la policía.

Esta es nuestra decisión si la aceptáis y firmáis un documento, les digo:

El costo de lo robado asciende a 4 millones de leones más o menos. Lo que habéis robado es propiedad de los pobres, no de la misión, puesto que para ellos lo pedimos. Vais a realizar trabajos de servicio comunitario recibiendo un salario justo ficticio, hasta que paguéis la deuda. El control de vuestro trabajo lo debe hacer la comunidad. Y, desde luego, vuestra beca escolar se le concederá a otra persona necesitada.

Aceptan y firman el documento el Jefe de Policía, el Chief, los muchachos, y un maestro. Me abrazan agradecidos, pero no me siento especialmente contento. No sé si estoy cometiendo un error porque solo se madura cuando se asumen las consecuencias de los propios actos, sean buenas o malas.

Me voy a recoger un viaje de arena para despejarme. De regreso traigo madera para las columnas del preescolar. Me siento bien al volante del Toyota Dyna. Al pasar por Kamafondo y por Kamoi los pikines me persiguen gritando a pleno pulmón.

Irene sigue con sus contactos diplomáticos: llama a Rafa, su padre, éste a su vez a José Eugenio Salarich, que está en Pekín… Nos piden que hablemos directamente con el nuevo embajador Jorge Toledo. Le dicen a Irene que está en España, y la comunican directamente con el Cónsul Ernesto De Zulueta. Irene me pasa el teléfono para que le explique el caso, y me atiende con una amabilidad increíble. De la Embajada le envían un correo a Coco para que a las tres de la tarde recoja el visado de Dora, la tía de Momodu.

No quiero entrar en valorar temas de inmigración. Además se que es distinto ver el problema de forma global, a tener un caso particular entre tus manos. Yo, en esta ocasión, me movía por una persona en concreto: Momodu Fofanah. En la embajada un caso más, como tantos. Para mí, alguien muy especial.

Por ello quiero agradecer con todo mi corazón a las personas que han hecho posible este pequeño milagro. A Rafa Moya, por implicarse hasta la médula, y por sentir nuestros problemas como propios. Y por dejarnos acceder al corazón de su amigo José Eugenio Salarich, un corazón tocado y moldeado en Mozambique por el dolor y las necesidades de África. Tuvo el detalle de ayudarnos a encontrar el camino correcto a pesar de sus compromisos diplomáticos en Pekín. Y de contestar con cariño al texto de agradecimiento de Irene.

Agradecer también al Cónsul Ernesto de Zulueta su amabilidad. Qué bien se siente uno siendo español cuando topa con diplomáticos que hacen que te sientas escuchado y apoyado.

Y, cómo no, gracias a Coco, peregrino del mundo, ahora en moto, y a Irene, nuestra Ingeniera Agrónoma particular. A uno, por estar siempre dispuesto a ayudarnos en todo a pesar de los sacrificios. Y a la otra, por no darse nunca por vencida, y por buscar lo imposible pensando que merece la pena hacer siempre un último intento.

Gracias a todos ellos, un día no muy lejano, Momodu volverá a correr y a sonreír.

Al atardecer y bajo un aguacero monumental vienen a visitarme los familiares de los muchachos. Incluso Bunda y Neneh se acercan a darme la mano. Les repito que no se si estoy haciendo bien o mal, pero que ni a Manuel ni a mí nos interesa destrozar la vida de nadie: no hemos venido a Sierra Leona para eso, sino para intentar ayudar a la gente.

Miércoles, 24 de septiembre del 2008

Manuel, Edgar y Jamer han salido para Freetown para recoger a Raul Buhay, compañero en tiempos de la guerra y ahora encargado de Misiones de la Provincia de San Ezequiel. Tengo una ilusión tremenda de verlo y de saber lo que piensa realmente acerca de nuestra presencia en Sierra Leona.

Me he levantado como sin ganas de hacer nada. He intentado escribir y no había manera. Tampoco me concentraba con las cuentas. No sé si es que ya no queda gasolina en el depósito, o que el falciparum me va a dar otro meneo. Uno de los primeros síntomas por los que sé que voy a contraer la malaria es la apatía con la que amanezco. Supongo que un poco de culpa la tendrá el hecho de constatar que nuestra comunidad cristiana se mueve más por interés que por motivaciones de fe.

Sigue cayendo agua con apasionamiento.

Irene intenta hacer una pizza para comerla durante los partidos de liga, pero le sale una especie de polvorón decorado con salchichón y champiñones. Malo el invento no estaba, la verdad sea dicha, pero se parecía a una pizza lo mismo que yo a Robert Reford. La tormenta nos privó del partido del Barcelona, pero no de la paliza que el Real Madrid le endosó al Gijón. Y en letras chiquiticas pude leer que el Osasuna de mis amores no le pudo hacer ni un solo gol al Coruña. ¡Qué le vamos a hacer!

Me llega un texto de Yamasita pidiendo que la llame. Me dice que acaba de llegar de su clase de español y que ya sabe caminar en tren (en el metro). Una amiga suya le ha preguntado si en Sierra Leona no teníamos metro y Liza se ha puesto a reír. La  amiga en cuestión está terminando medicina y quiere darse una vuelta por aquí como voluntaria, así que tendrá oportunidad de conocer el metro de Freetown.

Me llama Coco diciéndome que ya está cenando con Manuel y compañía y con los pasaportes de Dora y Momodu en regla en su bolsillo. ¡Bien, al fin se hizo!

Viernes, 26 de septiembre del 2008

Han llegado Jamer, Edgar y Manuel con Raúl Buhay. Viene de visitar a las Hermanas de Kenia. Recordamos viejos tiempos con nostalgia. Jamer se encarga del sabor filipino de la cena con sus ya famosas e increíbles sopas.

El invernadero sigue a buen ritmo y van a comenzar a poner el plástico del techo. A Irene se le ve feliz, y no es para menos.

Viene Pa Bangura para presentarme al maestro que ha conseguido para Kamangbangbanranthan. Se llama John Kargbo y es hijo de Hellen Kargbo, miembro de nuestra comunidad de Kamabai. Parece un buen muchacho, tiene el título de maestro y acepta el sueldo encantado. Y es que el primer año de servicio el gobierno no les paga ni un cinco.

Domingo, 28 de septiembre del 2008

He salido temprano para Kamangbangbanranthan con el nuevo profesor, Medo, e Irene. El día ha salido espléndido, pero la humedad nos hace sudar a chorros.

Como no puede avisarles, la mayoría de la aldea está trabajando en sus parcelas. Me reúno con el Chief, el líder, y algunos de los padres que están encantados con nuestra visita. Les he pedido que manden mensajes a las aldeas vecinas de que el próximo lunes comienzan las inscripciones para asistir a la escuela. El horario será el habitual en Sierra Leona: de 8 a.m., a 2 p. m, y que los estudios tendrán validez oficial. Hemos ofrecido clases para adultos por la tarde y el primero que se ha apuntado es el Chief porque quiere aprender a firmar.

Este pequeño milagro se debe al contagio, como todo. Pablo quedó encantado del poblado y prometió intentar ayudarles a financiar un maestro. Las chicas de la Residencia Roncalli de Madrid, con su mujer a la cabeza, hicieron el resto a base de actividades solidarias.

Nos parece un proyecto hermoso el financiar el sueldo de un maestro en aldeas en las que el gobierno nunca enviaría uno. Nada más de pensar en la cantidad de niños condenados a la miseria y a la incultura me da escalofríos. Hoy, y siempre gracias a vosotros, son unos poquitos menos.

Irene se ha esmerado en la cocina haciéndonos un arroz aguado con calamares como para chuparse los dedos. La sobremesa larga. Raúl se ha encargado de mostrarnos fotos de la bendición del Monasterio de Kenia, y de leernos la mente con su ordenador portátil. Medo se iba de esquina en esquina de la mesa intentando descubrir el misterio, pero el ordenador seguía sorprendiéndole.

Martes, 30 de septiembre del 2008

Hoy termina el Ramadán de nuestros hermanos musulmanes. Y lo terminan con un día especial de oración. Nuestros trabajadores, los que lo siguen que no son todos, están deseando poder comer regularmente. Supongo que entre los musulmanes, como entre los católicos, los hay buenos, regulares, y malos. Y que abundan más los regulares que los buenos, o los malos.

La gente, especialmente los escolares, vienen a saludarte y a pedirte una especie de aguinaldo para poder celebrar la fiesta mañana. Por supuesto, es fiesta Nacional. Os dije hace tiempo que la convivencia musulmana-cristiana tiene sus ventajas, y una de ellas es que celebramos las fiestas importantes tanto de unos como de los otros.

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