El Gato al Agua 1, El Gato al Agua 2
Más Claro Agua, Más claro agua: Manuel Viejo
Dra. Teresa García, TV Anunciación, México
«Ya quisiera que le diéseis el mismo protagonismo a los niños que se mueren aquí que a los perros»
El misionero José Luis Garayoa, que está en Sierra Leona, dice en Herrera en la onda que «alucina» con la información que le llega desde España y que «con todo el cariño que le tiene a los perros, ya quisiera yo que le diéseis el mismo protagonismo a los niños que se mueren tirados en el suelo en el Hospital del Gobierno».
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En el Corazón del Ebola, Toñi Moreno
El reportaje fue posible gracias a la colaboración de la Misión de los Agustinos Recoletos de Kamabai. Ellos fueron los que consiguieron los visados y permisos necesarios para viajar por el País. Incluso se les prestó un Toyota Prado con Medo Mansaray de conductor para realizar los desplazamientos.
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Amanecemos en Sierra Leona con José Luis Garayoa, un navarro de 62 años que lleva más de una década en Sierra Leona como misionero de los agustinos recoletos. Nos cuenta que «el problema es que la gente tiene miedo y por eso se muere», ya que que la gente, cuenta, piensa que si van al hospital porque tienen fiebre les llevarán a la zona de aislamiento, sin sus familiares, para morir. José Luis Garayoa nos habla de las medidas que se están tomando y cómo se informa a la población de los peligros que supone esta enfermedad. Cuenta que si «el ébola se tomase en serio esto se acaba en dos meses», ya que asegura que a nivel internacional no se está tomando en serio y explica qué es lo que se debería hacer. Nos cuenta cómo vive él ver morir a cientos de personas a su alrededor y nos habla de sus inicios en Sierra Leona, donde fue secuestrado al poco de llegar.
La situación en estos momentos es caótica y no solo exclusivamente por causa del Ebola. Los niños están muriendo de hambre por miedo al contagio y en los hospitales ya no hay camas. Desde abril ya existía el problema, si entonces hubiese llegado la ayuda internacional se habría controlado. Todo es un caldo de cultivo para el crecimiento de la enfermedad.
El misionero no quiere marcharse pues su fe le pide estar con su pueblo.