Visitas a escuelas

No se si en otra vida habré hecho méritos para ser Manager de las escuelas del Biriwa, pero en ésta, y desde que yo tengo uno de razón, no. Supongo que al último que llegaba a la misión le daban ese diploma, y un día, pues me tocó a mi. Ser Manager implica el oír las letanías de necesidades que un día si y el otro también te rezan los maestros en cuanto ven aparecer el Toyota en el recodo del camino: no hay libros, los niños se duermen en los pupitres, cuando los hay, porque no han comido, la lluvia se ha llevado el techo… Cuando voy a España y me doy una vuelta por nuestros colegios, los ojos se me abren como platos. Y me los tengo que restregar para estar seguro de que lo que veo también es verdad, también es posible: pasillos limpios, comida en abundancia, también en los cubos de la basura, cuadernos, bolígrafos, libros de mil editoriales perfectamente encuadernados, y niños de 3 años comenzando a hacer sus pinitos con el ordenador. Pero, lo malo es la vuelta a mi realidad. La vuelta a saltar en mil baches acudiendo al rezo de las letanías diarias, conduciendo no por la autovía precisamente. En fin, ahora me toca rezar a mi: ¿Por qué, Señor? ¿Por qué unos tanto y otros tan poco?

Deja un comentario