No era una visita oficial propiamente dicha, porque vinieron con sus propios medios, pero no se perdían detalle. Siempre he creído que la inspección de quien financia un proyecto lo que consigue es aumentar la autoridad moral de quien solicita la ayuda. Naturalmente si el proyecto ha sido realizado de acuerdo a lo prometido. Por eso, el recibir a Antonio y a Patricia fue más que una penitencia, un regalo. Y me atrevo a decir que ellos también estuvieron a gusto.