Antes de dejar que Javier curase a Bundu, he convocado una reunión en la aldea para hablar con los padres, el Jefe, los ancianos del lugar, el catequista. .. Me he llevado a Wilson para que me tradujese al limba porque quería estar seguro de que todos me entendiesen. Les de dicho algo más o menos así:
Javier es español y vive lejos. Ha pagado de su bolsillo su billete de avión y su visado. Nos ha regalado sus vacaciones, y vosotros, viviendo a 20 metros, sois incapaces de darle la vuelta al muchacho para que no se ulcere su cuerpo. O de hacerle compañía. Bundu es limba, de esta tribu, y la responsabilidad de cuidarlo no es ni de Javier, ni mía. Nosotros podemos ayudar, pero no asumir una responsabilidad que os corresponde a vosotros. Se os llena la boca diciendo que tal o cual es my sister o my brother, pero es mentira. Sois terriblemente egoístas e indiferentes al dolor de vuestro pueblo. Y ya me cansé. Así que os vamos a poner dos condiciones y dependiendo de si las aceptáis, el doctor curará a Javier las heridas, o lo dejaremos morir. Y solo vosotros, repito, solo vosotros seréis responsables de su muerte. Y vendré con la policía a acusaros de asesinato. Os lo prometo.
La primera condición para que sigamos con la cura es que vosotros seáis capaces de sentarlo en el porche dos o tres veces al día. Y para demostraros cómo cambia su cara nosotros lo vamos a hacer hoy. Y la segunda condición es que los amigos, si en verdad los tenía, vengan a visitarlo y a platicar con él. Si me decís que sí y no lo cumplís, os voy a denunciar. Pero si cumplís, entre todos le vamos a cambiar la vida al muchacho y se lo vamos a robar a la muerte.
Les he pedido al Jefe y a los padres que fuesen ellos los que me diesen la respuesta de si aceptaban las condiciones. Como ha sido afirmativa, nos hemos puesto a curar a Bundu.
Al terminar lo hemos sentado en el porche ante la sorpresa de la aldea. Todos los niños corrían para verlo. Teníais que haber visto la cara de sorpresa y de felicidad del muchacho al ver la luz del sol. Llevaba 3 meses tirado boca abajo entre la inmundicia y sin ninguna esperanza, solo gimiendo de dolor. Es uno de esos momentos en los que vuelves a creer que merece la pena el esfuerzo. Javier y yo nos hemos emocionado cuando el líder nos ha traducido lo que el padre nos decía en limba:
Grandpa, no tenemos nada. Llevamos a Bundu al dispensario médico y nos hemos arruinado. Nos los trajimos a casa porque no mejoraba, y lo poquito que teníamos lo gastamos con el brujo. Incluso puso un espanta malos espíritus en la puerta de la choza para que no entrasen al cuerpo de mi hijo. Solo me queda un chivo que quiero regalaros porque sois los únicos que estáis haciendo algo por mi hijo.
Le hemos respondido que no podíamos aceptar el regalo, que no se sintiesen ofendidos, pero que ellos necesitaban el chivo más que nosotros. Y que si de verdad querían ofrecernos algo, que sentasen al muchacho cada día un par de veces en el porche, y que con ese gesto de amor a su hijo nos sentiríamos suficientemente recompensados.
Hemos vuelto a casa con el corazón encogido, pero realmente satisfechos por la cara de felicidad del muchacho cuando lo sentamos.
Ha llegado Mary Mansaray andando desde Kadala y discutiendo con su marido. El hombre se ha empeñado en llevarla al brujo para quitarle un demonio que se le metió en el cuerpo. Les ha pedido comprar una aguja, aceite de palmera, un gallo rojo, y una cuchilla. Y la mujer ha dicho que nones, que ella no tiene ningún demonio y que a ella no la toca el brujo. Se ha enterado de que había un doctor español en la misión, y se ha venido para aquí.
La verdad es que cuando Javier la ha operado y sacado el tal demonio, me han dado ganas de freírlo y hacérselo comer al imbécil de su marido.
El pobre de Wilson anda cojeando y curándose la pierna porque un tendekele le ha picado cuando limpiaba el jardín. El tal tendekele no es más que un pequeño gusanico verde y peludo que si te roza, te infecta el área y te hace ver las estrellas.
El sábado lo hemos dedicado a operar 5 hidroceles en la misión. Como Yamasita estaba en Makeni, me ha tocado a mí hacer de enfermero ayudante. Hasta un gorrito verde me ha hecho Javier ponerme a pesar de lo ridículo que me veía. Por la tarde, gracias a Dios, ha venido la enfermera Isatu a ayudarnos. Después, una relaxing star beer (una cervecita), para relajar el cuerpo y el alma.