Me llama Mbalu de Makeni hecha una furia. Resulta que le han dicho en la Universidad UNIMAK que como su nivel de inglés no era muy bueno, que necesitaba un curso puente para que la admitiesen. Esto es, pagar de nuevo la hoja de admisión, más la matrícula, más los libros que fuese necesitando. Y todo para nada, me dice, para perder otro año.
-Yo sé de dónde vengo, Grandpa. No tengo padre, ni tíos, ni nadie que me ayude, solo tú. Mi madre me pide cosas creyendo que, porque voy a estudiar, tengo mucho dinero. Y tú sabes que muchos días paso hambre, pero merece la pena el sacrificio.
Le he comentado la posibilidad de que se inscribiese en la Universidad of Administration and Management, que también era buena y muchísimo más barata. Incluso el administrador de UNIMAK se ha formado allí. Al final, se ha matriculado a pesar de perder el dinero invertido en el papeleo de UNIMAK.
Las dificultades que esta pobre gente tiene para acceder a la Universidad son inenarrables. Os cuento los cargos de ingreso en el primer año en la Universidad de Makeni:
Registro: 250.000 Le.
Examen de admisión: 50.000 Le.
Entrevista: 50.000 Le.
Entrega de resultado del examen: 20.000 Le.
Matrícula: 5,000.000 Le.
Hospedaje: 700.000 Le.
Total: 6,070.000 Le. (1.103,63 euros)
El hospedaje no incluye alimentación, es simplemente una habitación compartida por 4 chicas. Así que a los gastos, habría que añadir la comida, los libros, el transporte…
¿Quién puede estudiar en este bendito País? ¡Dios santo! Luego celebramos y publicitamos pomposamente en la prensa mundial que todo niño tiene igualdad de oportunidades de acceder a la cultura. ¡Que venga Dios y lo vea!
Ha vuelto contenta a Kamabai , y me la he topado cuando salía a visitar la escuela de Kanikay, su pueblo. Ha querido acompañarme porque le había comprado unas chancletas a su madre con lo que le había sobrado del transporte que yo le había dado. Dice que caminó por la ciudad sin coger moto, para poder comprárselas.
Todas las escuelas son importantes, pero ésta tiene para mí un encanto especial porque la construí con la ayuda de la parroquia Little Flower de El Paso, Texas.
He reunido a los niños para charlar un rato informalmente. Les he preguntado si sabían que hoy celebrábamos la Jornada Mundial de la Alimentación. Y me han preguntado a ver qué significaba eso.
Supongo que lo que se trata es de convencer a la gente que tiene mucho dinero, de que en Kanikay hay muchos niños que hoy no van a comer, o van a comer muy poquito, les he contestado.
Ebooooooooooooooooooooooooooooooo, ¿y nos van a mandar comida?
Gracias a Dios Mbalu me ha pedido hablarles, porque ya no sabía cómo salirme del tema. Daba ternura escucharla platicando con las chicas y los chicos de 6º de Primaria. Les contaba que hoy estaba contenta por venir su aldea, pero triste al recordar que de todos los que pasaron el examen de acceso a Secundaria, ella era la única que seguía estudiando.
Mirad, esa casita en frente de la escuela es mi casa. Y todos conocéis a mi madre. Mis compañeras quedaron todas embarazadas y ninguna se casó. El hombre, como casi siempre, se fue lejos. Y ellas venden pequeñas cosas para dar de comer a sus niños. No sois más pobres que yo, así que todos podéis llegar a donde yo he llegado si os esforzáis para ello.
Le he dado un abrazo y le he prometido que ella iba a marcar la diferencia. Que me comprometía a que terminase sus estudios aunque tuviese que mover cielo, mar, y tierra.
Sigue lloviendo, pero lloviendo como para pensar que Dios nos quiere dar otro tirón de orejas con el diluvio. Además llueve con relámpagos y truenos que ponen nervioso al más aventado.
Seguimos plantando maíz para aprovechar las últimas lluvias y que las vacas sufran menos en tiempo seco. A las gallinas les ha dado por comenzar a poner huevos. ¡Qué delicia! Eso sí, chiquiticos, como son ellas. Te puedes desayunar una docena y el colesterol ni se da por aludido. Las que no están por la labor son las patas. Le pedí a Hassan (tiene 3 esposas y ni se acuerda el número de hijos) un pato tan prolífico como él, pero nada. Ahí lo ve uno paseando con su particular coro de vírgenes. Y ellas en fila, moviendo el culo acompasadamente como si tuviesen dinero en el banco. Supongo que un día de estos me cansaré de que coman de a gratis y haré un delicioso pato/pata a la naranja. Tampoco Esperanza, la vaca quiero decir, ha parido. Y eso que el Fullah que me la vendió juraba y perjuraba que era la que traía más adelantado el embarazo. Paciencia, que cada vez me cuesta más tenerla.
Russel ha volado a Filipinas de vacaciones. Cuando vuelva, iré yo a España. Ya tengo ganas.
Me he soltado una carcajada con mi buen amigo Pablo Lazarte. Dice que al Pirata, así me llamaban tiempo atrás, le tiran un mango y el tipo genera un milagro. Los milagros los generáis todos los que durante estos años me habéis estado empujando cuando la cuesta se empinaba demasiado.
Se me olvidaba, tengo otra vez sarna. ¿Quién decía que la sarna con gusto no pica?