Jueves, 1 de mayo del 2008
He intentado descansar, pero no es fácil cuando cada cinco minutos se oye debajo del balcón, ¡Grandpaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! Quiero dormir al menos un par de horas, porque debo conducir de noche hasta Lungi. Llegan Marcos y Marcel a las dos de la madrugada, y no hay forma de cruzar en ferri a recogerlos. Además, la nueva compañía de helicópteros no ha pasado el control de seguridad y les han prohibido volar. No quieren que se repita el terrible accidente que sufrió la Paramount Airlines que costó la vida de 22 personas. Le he pedido a Medo que me acompañase y ha aceptado gustoso. Como ha estado lloviendo toda la tarde, hemos decidido salir a las 8 y media por si sufríamos algún contratiempo en el camino.
Pasamos por las Hermanas Clarisas de Lunsar para dejarles carne, galletas y pasta que les había prometido hace tiempo. Aquí, es común compartir con los hermanos, sin distinción de hábitos o carismas, algo de lo recibido. El trabajar lejos, en medio de la dificultad, hace que todos nos sintamos más unidos y más cercanos.
Viernes, 2 de mayo del 2008
Llegamos a la 1 de la madrugada al aeropuerto, y dormitamos un rato en el Toyota. Pasaron los controles sin contratiempos, lo que significa que el visado que les enviamos por internet sirve perfectamente. Les expliqué las dos alternativas: esperar 6 horas sentados en el Toyota a que partiese para Freetown el primer ferri, o salir directamente para Kamabai a pesar del cansancio. Se decidieron por lo segundo, y la verdad es que el camino de regreso se me hizo más corto por la animada charla que traíamos.
Vimos amanecer en Makeni, compramos pan para el desayuno, y a las 7 de la mañana nos sentábamos a la mesa con un sorprendido Manuel. Estaba reventado, pero no me quería perder sus primeras impresiones y aguanté hasta después del almuerzo. Después, me morí en la cama hasta la cena.
En la cena disfruté de lo lindo oyendo sus primeras impresiones, aunque todos nos fuimos a dormir temprano por la paliza que llevábamos encima.
Sábado, 3 de mayo del 2008
Hemos comenzado la instalación de los paneles solares en la casa de voluntarios. Daba gusto verlos trabajar: carpinteros, electricistas, Medo, Marcel…, pareciera que hubiesen estado montando paneles toda la vida juntos. Mohamed, nuestro electricista, no se perdía detalle y preguntaba cada paso. Le ofrecí venir a aprender, y aceptó gustoso. No hay técnicos de placas solares en el País, y le vendrá bien en el futuro para conseguir más trabajo.
Dejaron los detalles finales para el domingo, porque quería llevarlos a conocer una aldea del interior y que tomasen unas fotografías antes de que anocheciese. Me hizo gracia la expresión, porque fue idéntica a la que utilizaba mi sobrino Javier: es como si estuviésemos dentro de un reportaje de la 2 (cadena de televisión española).
Marcel sacó en la cena unas latas de albóndigas que le habían entregado en casa por si no tenía nada que comer. Nos dijo que le insistieron en que era mejor pasar hambre que comer cualquier cosa que le ofreciesen. ¡Hasta barritas energéticas se trajo! Reímos con ganas, subí a mi habitación y bajé con un salchichón Mari Pili, un chorizo riojano, una botella de vino y otra de pacharán, y unos mejillones en lata.
-Quillo, es que a mí me dijeron que venía a la selva y que no había de nada.
Y eso pronunciado en sevillano, y con una cerveza, te sabe a gloria.
Domingo, 4 de mayo del 2008
Coco viene como un caballo desbocado. Quiere ayudar… ¡ya! Le hemos dicho que sería bueno que condujese moto, y ya está dando vueltas para cogerle el tino. Y no tiene ni un pelín de miedo, lo que no deja de ser bueno y malo al mismo tiempo, porque los caminos no son precisamente para principiantes. Manuel, que es todo un experto, ya se ha dado bastantes porrazos.
Por la tarde, Marcel se ha ido con Edgar, Medo, Mohamed, el electricista, y un par de carpinteros para Kamalu para instalar los paneles allí.
Me da la sensación de que Coco nos va ayudar un montón, porque se le ve entusiasmado. Yo le he pedido que me ayude con el tema de las escuelas y le ha parecido muy buena la idea. A pesar de ser el manager general, no le podía dedicar el tiempo necesario al apartado escolar. Y sigo pensando que la educación es uno de los problemas básicos de este País, así que todo lo que hagamos por mejorarla, estará bien.
Lunes, 5 de mayo del 2008
Nos llaman los compañeros de Kamalu felices. Han terminado la instalación muy rápidamente, porque, con la experiencia de Kamabai, todo el mundo sabía lo que tenía que hacer. Edgar me dice que se emocionó al conectar la palanca y ver luz en la casa. Lo cierto es que les va a cambiar la calidad de vida de una forma radical. Ahora pueden leer, escribir, congelar carne o pescado… y todo eso sin necesitad de encender el generador con todo el gasto y el ruido que ocasiona.
Llegan para la cena, y Abe me regala un cabrito para que nos lo comamos mañana. Me dice que es en agradecimiento por haberles conseguido los paneles solares en España, y para ver si les consigo satélite.
La casa está llena, y nos gusta, aunque parezca la Torre de Babel.
¿Habéis oído a un sevillano hablar inglés? Genial, amigos, simplemente genial.
Martes, 6 de mayo del 2008
Marcel es técnico informático. De eso se enteró también la Hermana Elisa, y rápidamente nos hizo llegar tres ordenadores por si le sobraba un poquito de tiempo al voluntario. Y nos invitó a comer el miércoles, por si podía ver otro que usaban en la comunidad. Así que el bueno de Marcel se ha pasado el día ejerciendo la caridad cristiana. Al final, de los tres, ha hecho que funcionasen dos, y las hermanas encantadas.
-Que Dios te lo pague hijo.
Otro que ha abierto una cuenta corriente en el cielo, pienso. Cuando se lo digo a Marcel, se ríe y me dice que está feliz de poder ayudarnos. Y que siente que África le está robando el corazón.
Le doy el teléfono para que llame a su madre, y no puedo menos que oír parte de la conversación.
-Es que, mamá…, esto es una pasada. Aquí la gente no tiene nada, pero todos te regalan una sonrisa. No…, no es que no hubiese luz en la aldea de los padres, es que no hay luz en todo el país… Tampoco en el aeropuerto: solo la encienden cuando aterrizan los aviones.
Para cenar, y mejoradas con cebolla y alcachofas, las latas de albóndigas que se trajeron de España. Tampoco era cuestión de que se volviesen con ellas.
Miércoles, 7 de mayo del 2008
Decidimos ir todos a Freetown para despedir a Marcel como Dios manda. A la tradicional cena en Roy le siguió una visita a la sala de fiestas Paddy’s (amigos en criol). Qué a gusto estaríamos que nos dieron las 4 de la madrugada charlando y riendo. Además, la música que ponen es africana, y Marcel tenía interés en conocer cómo se divierte nuestro pueblo, lo qué canta, y lo qué baila.
El jueves nos levantamos sin prisa, desayunamos, y Marcel, Medo, Coco y yo, nos fuimos a cruzar en el ferri a Lungi. De los dos ferris que había, solo uno está en servicio, y al menos flota. No sé hasta cuando, pero flota. Incluso disimularon la corrosión con una mano de pintura naranja, que supongo pagaría Africell por el logotipo del casco.
Tienes que estar listo si no te quieres quedar en tierra. No tiene horario: cuando se llena sale. Y si tienes prisa…, pues te la aguantas. Desembarcamos en Lungi a las 4:30 de la tarde con un hambre del carajo, y tuvimos la suerte de encontrar un restaurante (¿?) abierto. El menú, sencillo: patatas fritas con pollo, o pollo con patatas fritas. Y el que lo repita dos veces no es coña marinera, es que la muchacha nos presentó así el menú, supongo que para dar sensación de variedad. Coco, Marcel y Medo se inclinaron por el pollo con patatas. Yo, sabiendo que el orden de los factores no altera el producto, pedí patatas con pollo. Y la chica tomó la orden tan seria. Luego, hasta amigos nos hicimos. Desde luego que tiempo tuvimos de sobra para ello, porque el avión de Marcel no volaba hasta las 3 de la madrugada, y el aeropuerto no lo habrían para el control de equipajes hasta las 12:30. Así que decidí darle un dinero para que mandase a alguien a comprar pescado, y le pedí que nos preparase una cena a las 9 de la noche.
En cuanto Marcel pasó el control de pasaporte, nos volvimos para Kamabai vía Port Loko. Llegamos a las 5 de la madrugada y nos fuimos derechitos a la cama.
Domingo, 11 de mayo del 2008
Está visto que no se puede caminar con genio en el corazón, porque la mochila pesa más, la cuesta se hace más empinada, y al final no arreglas nada enojándote. Supongo que eso mismo nos pasa en la vida cuando caminamos con rencor: no llegamos a ningún sitio, y el peso del resentimiento nos hace todo más cuesta arriba. No sé por qué me viene a la memoria una novela de Van Der Meerch, Cuerpos y Almas, que leí en tiempos de juventud. Al final de la obra, el padre, enemistado toda la vida con el hijo, le pregunta por qué nos odiaremos los hombres, si tenemos tan poquito tiempo para amarnos.
Llegué a Kamangbangbanranthan y dejé la reunión para después de la Eucaristía. Me sorprendió que la gente me recibiese tan natural y tan contenta, como si nada hubiese pasado. Pero mi pueblo es así, tan fresco, y así debo aceptarlo.
Me han traído a una criatura para que rezase por ella. He accedido gustoso, pero se me ha partido el alma cuando he descubierto a la niña y he visto su cara de sufrimiento y su cuerpo en una pura llaga. El hecho de ser sacerdote nos da a sus ojos ciertos poderes sobrenaturales, y no pierden la ocasión para solicitar nuestros servicios. Pero es lo mismo que si se lo pidiesen al Sobrenatural de Mabole: lo que buscan es una curación mágica. Cierto que la oración puede obrar el milagro, pero me pareció conveniente llevármela a Kamabai, por aquello de a Dios rogando y con el mazo dando. Pedí a la madre que se viniese conmigo andando hasta Kathadumbu, donde había aparcado el Toyota, y que ya le buscaría un lugar para pasar la noche en Kamabai, porque tenía intención de llevármela al Holy Spirit el lunes tempranito.
Creo que la visión de la niña me suavizó. El caso es que comencé la reunión mucho más relajado de lo que subí la cuesta. El pueblo escuchó con atención mis quejas y, al final, me pidieron dar su versión de los hechos. Según ellos, Mo, no aparecía para nada por la aldea y dejaba trabajando al ayudante. Y cuando lo hacía, se dedicaba a darse la gran vida presumiendo del dinero que iba a ganar con el pozo. Me lo confirmó el Jefe de la aldea, y cuando el Jefe da su palabra, suele ser verdad.
Total que hicimos las paces, les pedí disculpas por mi desconfianza, y les prometí arreglar el asunto en cuanto me reuniese con los técnicos de los pozos. Bebimos un galón de mampa, y me despedí, porque amenazaba lluvia y no quería añadir sufrimiento a la niña que me llevaba conmigo. Mientras caminaba, no dejaba de darle vueltas en la cabeza a las diferencias tan abismales de calidad de vida que implica en que en la lotería de la vida te toque nacer en un lugar o en otro. Por no saber, no sabía ni el nombre de la niña y, sin embargo, se me humedecían los ojos cada vez que veía su carita de sufrimiento. La madre se afanaba por cubrirla de los mil insectos que pululaban alrededor de sus llagas.
Rodri me comunica con las ginecólogas para ultimar detalles sobre su venida. Me da la sensación de que no tienen muy claro cómo es esto, y las paupérrimas condiciones técnicas en las que nos movemos. Y, sin embargo, insisto en que para nosotros sería muy valiosa su visita. En fin, ya veremos.
Lunes, 12 de mayo del 2008
El trabajo es agobiante, pero a la hora de las prioridades tanto Manuel como yo tenemos muy claro que antes son las personas que las construcciones.
La madre y la niña gozaron en Kamabai de la hospitalidad de Samuel y Kumba, su mujer. En eso sí que es admirable nuestra gente, en la hospitalidad. No pusieron ni un mal gesto cuando les pedí que las acogiesen en su casa. Muy tempranito ya me estaban esperando para ir a Makeni según habíamos previsto.
En el hospital y con un my God, la internaron inmediatamente. Pregunté al doctor a ver qué podía ser y no lo tenía muy claro, pero me dijo que incluso las ratas se podían haber cebado en ella.
-¿Las ratas? ¡Dios Santo!
-Las ratas, o alguna clase de insecto, Padre, me contestó el doctor, debo hacerle análisis.
Firmé el consabido documento haciéndome responsable de todos los gastos que se ocasionasen en el hospital y me regresé rápido para la misión porque los carpinteros esperaban madera en Kamayusufu.
Tengo gente esperándome en el porche: un niño con una hernia testicular tremenda. Dios sigue disponiendo del tiempo según su agenda y no la mía. ¡Paciencia!, la madera deberá esperar un rato.
El Doctor Manuel Viejo me dice que le lleve al niño a Mabesseneh y que él lo opera el viernes. Tranquilizo a la madre y le prometo llevarlos personalmente. Quiere besarme los pies, pero es algo que me incomoda sobremanera. Salgo disparado con un viaje de madera. Estoy agobiado, porque la bendición de la Escuela es en 12 días y faltan mil detalles.
La alegría del poblado de Kamayusufu me relaja. Me dejo envolver por sus risas, sus carreras, sus ebooooooooooooooooooooohhhhh, cada vez que se ponen los cristales de una ventana… ¡Están tan contentos! Recuerdo con emoción el día en que se comenzaron los cimientos y lo lejos que nos parecía el sueño. ¡Y ahora lo podíamos tocar con la punta de los dedos!
Los próximos días no os podré comentar demasiadas cosas novedosas, porque supongo que me la pasaré todo el día sentado en el Toyota llevando materiales a la Escuela de Viana. Y no quiero cansaros con algo tan simple.
Jueves, 15 de mayo del 2008
Pilar Linares es una institución en el Dpto. Ingeniería Rural de la Universidad Politécnica de Madrid. Nos quiere tanto que, siendo madridista hasta las entretelas, sufre si pierde Osasuna. Supongo que no lo haría el día que nos ganaron la Liga en Pamplona y casi nos mandan a Segunda División, aunque ella dice que sí.
Pilar tiene un terremoto de alumna: Irene Moya. Me dijo algo hermoso:
-José Luis, soy tus manos en Madrid.
Y debe de tener las manos más finas que las de un carterista, porque ya ha comenzado, con éxito, a esculcar las cuentas corrientes de sus amigos para conseguirnos un nuevo Toyota. Me pide fotos de las gallinas y del gallinero. Y no hay forma de convencerla de que las gallinas africanas bastante tienen con sobrevivir como para andar pensando en darnos un huevo diario. Se ha empeñado en surtirnos la despensa de huevos y pollos de primera calidad poniéndonos un gallinero modelo. ¡Ver para creer! Ya me avisó Chimeno del torbellino que nos venía, y hasta la estamos esperando con gusto. Trabajo no le va a faltar. Junto con Carlos Sordo nos van a ayudar a montar un vivero para cultivar tomates y hortalizas y llegar a ser la envidia de la huerta murciana. Detrás del Proyecto están nuestros amigos de Iter, donando todo lo necesario. Tienen sobrada experiencia en Latinoamérica y se han animado a dar el salto africano.
Viernes, 16 de mayo del 2008
Hoy es un día muy especial para mí: la Graduación de High School de Alejandro. Me hubiese gustado estar presente como lo estuve en su graduación de Primaria, y en la de Secundaria. Pero sé que él lo entiende y sabe que no existe distancia entre los que se aman, solo millas.
Alejandro me sorprendió siempre, me enseñó a comprenderlo y a respetarlo. Aprendí que ser autista era ser simplemente un color diferente en la rica gama de colores con los que Dios pintó la creación. Me peleé por él cuantas veces fue necesario, y me enorgullecí de sus logros. Y así fue creciendo un amor y un respeto mutuo que ya nadie puede borrar. Me adoptó como padre ante la sorpresa de algunos. Y acepté la adopción con orgullo.
Quisieron cortarle las alas demasiado pronto:
-Este niño no saldrá nunca de un rincón, decían algunos.
Su madre, Claudia, no hizo caso de agoreros y especialistas en poner barreras, y se lanzó a la aventura de conseguir que su hijo tuviese las mismas oportunidades que todos. Y fueron muchos los que se fueron uniendo a ese hermoso sueño ganados por el buen corazón de Alejandro. En el día de su Graduación se acordó de todos los que él llama sus ángeles por haber creído en él. Y de alguien que se supone no debiera saber manejar bien su afectividad, hemos recibido el mejor regalo que nadie puede ofrecer: una sincera gratitud, y un diploma, fruto del esfuerzo realizado.
A mí me tocó el corazón. ¿A quién no si recibe esto?
Querido Papá:
¿Recuerdas la conversación que tuvimos en el verano del 2000? Sentado junto a mí, carraspeaste, miraste al cielo como pidiendo a Dios que te ayudase a usar palabras simples y exactas para que pudiese entenderte. No olvido lo primero que me dijiste: Alejandro, hijo mío, te amo y me haces sentir orgulloso. Gracias por elegirme como tu padre.
En aquel momento fue demasiado duro para mí entenderte. Me sentí confundido y asustado de dejar mi infancia y tomar el highway a la adolescencia. Recuerdo que lloré por el nuevo rumbo que tomaba mi vida. Deje atrás mi Pikachu y mis juguetes favoritos Tú me hablaste acerca de ser responsable, y me dijiste que trabajando duro podría conseguir muchas cosas y realizar mis sueños. Hoy termino la High School, una etapa más en mi vida.
No estás aquí conmigo, porque la buena gente de Sierra Leona, África, continúa necesitándote. Te extraño un montón, pero hoy más que nunca entiendo que la distancia entre nosotros es solo de millas, porque permaneceremos unidos siempre por el amor de nuestros corazones.
Necesito darte las gracias por tu paciencia, tu respeto, y tu amor. Por toda la ayuda que me has brindado desde África para realizar mis proyectos. Pero, sobre todo, gracias por creer siempre en mí y, junto a mi madre, enseñarme a ser siempre una buena persona.
Sin comentarios.
Tampoco se olvidó de quien creyó en él cuando nadie lo hacía: El Mago Frank y su conejo Blas. Él fue quien colaboró para que Alejandro asistiese a unas sesiones de delfinoterapia que serían claves en su desarrollo del lenguaje.
Frank:
Han pasado más o menos 17 años desde que nos conocimos siendo yo un niño muy particular: ausente, hiperactivo y poco comunicativo. Pero, ¿sabes?, a pesar de mi preferencia al aislamiento me daba cuenta de muchas cosas. Pude sentir siempre la aceptación y cariño de muchas personas buenas que Dios fue cruzando en mi camino. Como también, descubrir que algunos no podían entenderme y me veían simplemente como una criatura especial.
Como lo somos todos en la famila de Dios.
Tu Frank eres una de esas buenas personas que sin saber mucho de mí te regalaste completamente conmigo y me diste todo tu cariño, ayuda y buenos deseos para yo poder realizar poco a poco mis sueños.
Me gradué de la Preparatoria con buenas notas y empezaré a prepararme para ir a la Universidad. Quiero estudiar Idiomas pues me gustaría poder ser intérprete.
También estudiaré el lenguaje de los sordomudos para poder ser su intérprete, e intentar ayudar a los que más lo necesiten como siempre se me ha ayudado a mí.
Hablo tres idiomas y estoy aprendiendo el cuarto. Logré salir del rincón y cambiar el rumbo de las expectativas de algunos médicos o libros y manuales sobre el autism, pero nada de esto lo podría haber logrado sin el amor y dirección de mi mamá, mi padre y ángeles maravillosos como tú Frank.
Aún me sigue costando entender muchas cosas y se que debo esforzarme más que ciertas personas, pero disftuto de mi aprendizaje. Trato de vivir la vida dando siempre mi máximo esfuerzo y al final el resultado siempre será positivo.
Tengo una madre a la que amo profundamente y de la que he aprendido todo lo bueno que pueda existir en mí. Mi papa, un gran hombre, de corazón generoso, y del cual aprendo con su ejemplo. Soy afortunado de tenerlos, e intento mantenerlos orgullosos de mí. Porque yo siempre me siento tan orgulloso de ellos.
Mis amigos no son muchos, pero los que tengo son definitivos y para siempre. Y algo que se que es tan cierto es que cuando las personas se quieren la distancia entre ellos es solo de millas.
Cuidate mucho y gracias por ser parte importante en mis logros.
Con el cariño de un amigo.
Alejandro Muro Garayoa.
Quería compartir con vosotros, mis amigos, uno de los regales más hermosos que Dios me ha concedido en estos uútimos años: el ver a Alejandro rompiendo barreras y persiguiendo sus sueños.
Sábado, 17 de mayo del 2008
He recibido un correo electrónico que me ha dejado de piedra. Dice entre otras cosas:
También quiero hacerle un comentario acerca de las fotos principales de sus páginas de internet: le encuentro un marcado parecido al Apóstol San Judas Tadeo. Espero que este comentario no le cause ningún disgusto.
He buscado la estampa, la he mirado detenidamente, y me he ido derechito al espejo. ¡Psss!, No sé qué pensará el Santo, pero por mí…no hay problema ¡San Judas Tadeo!, ¡Dios Santo! ¿Y por qué no Richard Gere?
Medo está curando a un trabajador. Se ha tomado seriamente su papel de Doctor en funciones. Me da un ataque de risa.
-Medo, ¿qué haces?
-Limpiando la herida con Betadine, Grandpa.
–Ya veo, pero ¿por qué no me preguntas antes qué clase de Betadine usar?
-Betadine es Betadine, Grandpa, no soy tonto.
–Sí, pero si te fijas bien verás que hay dos colores: Betadine amarillo, para las heridas, y verde, o Betadine vaginal, para las mujeres.
-¡Nooooooooooo!
-¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
Esa era, por fin, la explicación de por qué el Betadine vaginal desaparecía como por arte de magia: Medo se encargaba de chorrear codos y rodillas con tan preciado líquido.
Lunes, 19 de mayo del 2008
Voy a Freetown para comprar las bombas de los pozos de agua. Bassan me las da a 2 millones y medio, pero solo tiene tres. Por las otras siete no tengo más remedio que pagar 3 millones cien mil. El negociante hindú no quiere bajar ni un león más. El precio dobla el que pagué el año pasado, pero no tengo más remedio que aceptarlo. Es el más barato del mercado. Hago el contrato y me voy con Momodu y Dora Fofanah a conseguir su pasaporte.
Le pedí al Honorable Yeapoh Kondeh Conteh que me acompañase para intentar sacarlo gratis, pero que si quieres arroz Catalina. Teníais que haber visto al Honorable y al pájaro pinto a cargo de la oficina de migración regateando el precio.
Con cara de conejo, le dijo que él no tenía la culpa de las leyes que se firmaban en la Asamblea y que se suponía que las leyes eran para cumplirlas. Eso porque, según esto, estaba prohibido dar un pasaporte personal a un niño de 4 años, y que solo se podía hacer incluyéndolo en el pasaporte del padre biológico.
Al final, se intercambiaron tarjetas y teléfonos, y porque era ayuda humanitaria, me robó por los dos pasaportes únicamente la suma de 350 mil leones. No está nada de mal pensando en que el de Liza nos costó 300 mil. Naturalmente que no me ha dado recibo.
Le he recordado al Honorable la inauguración de la escuela Viana de Kamayusufu y se ha descolgado pidiéndome dinero para gasolina para poder asistir. Cómo le habré mirado que no ha insistido. ¡Si tendrá cara dura!
Paso por Lunsar para despedir a Fernando Aguiló y prometo intentar visitarlo en España. Aprovecho para pedirle al Hermano Manuel Viejo que me atienda al niño de la hernia testicular.
El arroz a 120 mil el saco de 50 kilos. El diesel a 16.500 el galón. ¡Y sigue subiendo! Para que os hagáis idea de los precios, el euro lo cambian hoy a 4.250 leones.
Martes, 20 de mayo del 2008
Ha venido Yenkeni, la mujer de Tarawallie, con Hannah. Me ha contado que su hija tenía problemas de mujeres cada mes, y que se sentía especialmente mal. Le he preguntado a la muchacha si todos los meses sentía lo mismo, y como me ha contestado que si, le he dado un analgésico y me he ido a llevar arena a las construcciones.
Coco me ha llamada a los 10 minutos para que volviese con urgencia. Yenkeni había montado un espectáculo tirándose por el suelo llorando, y todos los vecinos observaban sorprendidos la escena. He hablado a solas con Hannah y me ha confirmado lo que sospechaba y le insinué a Coco. Su madre la llevó a abortar a Binkolo, y tenía la zona vaginal infectada y sangrante.
Les he dado una carta para el Hospital y he pedido a Coco que la llevase él, porque me conozco y no quería que saliese por mi boca todo lo que se me venía para afuera. El doctor ha decidido operarla mañana sin querer decir a nadie de qué se trataba y el por qué de la urgencia.
Miércoles, 21 de mayo del 2008
Edgar y Manuel se van a Freetown a recoger la antena de conexión a internet. Nadie sabe las horas perdidas y viajes realizados para poder mantener viva la comunicación. Cada viaje a Freetown nos suponía 8 horas conduciendo, con el riesgo de que ese día el sistema estuviese caído, o no tuviesen diesel en el generador, o el libanés se hubiese levantado tarde… Lo que parecía un sueño, gracias a vuestra generosidad se ha convertido en una desconcertante realidad. Y es que todavía no nos hacemos a la idea.
Me comunicaron la muerte del padre de Rafael Mediavilla, y he conseguido llamarle para unirme a su dolor. Le he dicho que celebraría en su honor una misa africana con danza y baile. Y así ha sido.
Viernes, 23 de mayo del 2008: Llegada de Laura, Goyo…, e Internet.
Supongo que una de las ventajas de hacerse mayor es que uno va aprendiendo a saborear la vida más despacio, como sin prisas. Los acontecimientos tienen un antes, un durante, y un después. Yo comencé a saborear la venida de mi sobrina desde el momento en que me confirmó su venida. También, por supuesto, me alegraba que el alcalde de Viana cumpliese su promesa de venir a inaugurar la escuela de Kamayusufu si era reelegido. Los días que nos honraron con su visita fueron intensos, y me dejaron ese regusto que hace que tu alma se relama recordando los buenos momentos compartidos juntos. Disfruté como disfrutaron ellos, a corazón abierto. Kamabai hace que quien la visita repita aquello del agente 007: Nunca digas nunca jamás. Algo me dice que volverán.
A las 9 de la noche del jueves salía para Lungi vía Port Loko con Medo para recoger a mi sobrina Laura y a D. Gregorio Galilea, alcalde de Viana. El avión tenía la llegada a las 2:20 am, pero la lluvia torrencial que azotó el aeropuerto desde media noche, hizo que se desviase a Guinea Conakry y que esperase allí hasta nueva orden. Aterrizó, por fin, a las 5 am, y pasaron los controles sin problemas. Les dije que era mejor que saliésemos inmediatamente para Kamabai, y que podían aprovechar a dormir un rato en el trayecto.
El comentario de Laura no tiene desperdicio:
-Es como si le metes a uno en una licuadora y le dices que se pegue una cabezada.
Y es que el camino del aeropuerto a casa se las trae.
Llegamos a Kamabai a las 9:30 de la mañana. Espiaba con disimulo la cara de Laura intentando descubrir sus emociones al reencontrarse con un pueblo que me consta le dejó huella. La veía feliz, y eso me alegraba.
Luego las maletas: chorizo, jamón, salchichón, sujetadores, tampones, fusibles de seguridad para el equipo de energía solar, regalos para los amigos…
Nos llevamos las sorpresa de que Anthony Guiotto, javeriano, estaba instalando la antena de Internet con la ayuda de los expertos en telecomunicaciones Coco y Manuel. Terminaron todas las conexiones rápidamente, y nos reímos solo de pensar en que desde mi habitación en Kamabai iba a salir en primicia para el Diario de Noticias la primera crónica sobre la inauguración de la escuela. ¡Esto sí que es cosa de brujas!
Les pregunte si querían descansar un rato o si nos íbamos a Kamayusufu a poner la placa. Ni lo dudaron. Además, Goyo estaba ansioso por ejercer de alcalde en su nueva aldea hermana. Nos encontramos a todo el mundo activo y terminando los detalles. ¡Por fin!, otro sueño que se nos hacía realidad: dar un techo decente a escolares de 10 aldeas. Lo que quiere decir, que más de 300 niños podrán asistir a clase gracias a la generosidad del pueblo de Viana. Atrás quedaron los problemas de la arena, y el alquiler de tractores al Ministerio de Agricultura, y el partir piedras a martillazos…
Si algo no le gusta a Goyo es el arroz. ¡Ni en paella se lo come! Le dije que había llegado a su paraíso culinario particular. Aquí hay arroz un día si, y el otro también. Así que no le quedó más remedio que comenzar a hurgar entre las latas.
Los niños huelen los globos y los caramelos. Saben que cuando hay nuevo hombre/mujer blanco a la vista somos más condescendientes y dejamos que nos invadan el porche. Y así lo hicieron esa primera noche, aprovechándose del gustazo que les daba a Laura y a Goyo echarse las manos a los bolsillos.
Sábado, 24 de mayo del 2008: Bendición de Viana Primary School de Kamayusufu
Estaba nervioso. Cierto que habíamos hablado una y mil veces de la agenda de la inauguración de la Escuela, y de que comenzaríamos puntuales, pero no las tenía todas conmigo. El tiempo es algo tan relativo en África, que se pueden atrasar o adelantar dos horas tan tranquilos, y con la sonrisa en los labios. El Obispo venía de otra inauguración en Lungi y me pidió que lo esperase en Kamabai para viajar juntos.
Llegamos con únicamente 15 minutos de retraso sobre el horario previsto y nos esperaba un avispero de gente. Habían venido de todas las aldeas vecinas con sus mejores galas, y los escolares vestían su uniforme azul. No faltaba el set (equipo de sonido), con el que un acalorado presentador iba dando la bienvenida a las personalidades. Pensaban terminar la fiesta dejando sin sangre las palmeras (mampa) y soltando las penas del cuerpo danzando con frenesí. Algo para lo que se las pintan solos.
Esta vez sí que Laura identificó inmediatamente la música y las danzas tribales de la bondo (sociedad secreta de mujeres que practica la ablación del clítoris). Incluso se marcó unos bailes con ellas.
-Tío, ¡qué gozada!, aquí se te va el stress rápidamente, me decía sudorosa y jadeante.
La ceremonia fue simple y emotiva.
-No me dejes rodeado de los hijos del Profeta, me dijo el Obispo, pon a Goyo a mi lado.
Y es que habían acudido todos los Chief musulmanes de la comarca poniendo una nota de color con sus túnicas y turbantes.
Por supuesto que el Honorable Yeapoh Kondeh Conteh, no se quiso perder el evento a pesar de pagar de su bolsillo la gasolina. Era una buena ocasión para darse un baño de masas y repartir, como acostumbra, unos cuantos billetes de mil leones impecablemente nuevos. Tan nuevos que el primer día que los vi, creí que eran falsos. Además, no estaba contento con la traducción que le hacían al Sr. Obispo, y quiso ser él el que tradujese para poder meter entre col y col, lechuga.
Habló el alcalde de Viana diciéndoles que desde ese momento Kamayusufu y Viana eran pueblos hermanos. Y que para él era un orgullo ser testigo de que con la ayuda de los vieneses un gran número de niños podría asistir a la escuela, y conseguir un futuro más digno.
Le dieron un chivo en agradecimiento. Es lo máximo que nuestro pueblo puede dar en su pobreza. Y prometieron no defraudarle enviando a sus hijos a la escuela.
Dos días antes les había llevado un par de sacos de arroz y carne, con la condición de que los niños también comiesen. Todavía recuerdo el aplauso cerrado que las criaturas me dieron cuando les prometí darles ese día de comer. Les hizo más ilusión que la venida del Obispo, de Honorable, y del Sr. Alcalde, juntos.
La escuela ha quedado hermosa, la verdad. Me faltan las bancas y las pizarras, pero ya hablaré de ello a los vianeses en mi próxima visita a España. Y nada más ver los ojos de Goyo entre los pikines, creo que no lo voy a tener difícil.
Domingo, 25 de mayo del 2008
Quería que Goyo conociese, aunque solo fuese un poquito, en qué consiste nuestro trabajo en la zona, pero no solo el trabajo social, sino también el pastoral. En definitiva, como he dicho siempre, estamos aquí desde nuestro ser religioso y misionero. Jesús de Nazaret es el motor y el fuego que alimenta nuestros desvelos y está detrás de todas y cada una de nuestras acciones. También en las de acarrear cemento y madera. Así que los invite a misa a Bumbamkakendehka. Aceptaron gustosos, y fueron testigos presenciales de la armonía y amistad con la que cristianos y musulmanes conviven en la zona.
El Chief, musulmán, asistió a la misa para darles la bienvenida. Se emocionaron con los cantos y las danzas. Repartieron dulces, pasta y ropa. Disfrutaron de danzas culturales. Y recibieron tan cantidad de toronjas y piñas, que al bueno de Goyo todavía le duele la muñeca de hacer jugo para todos. Cada pikin que agarraba en brazos se lo quería llevar a la Petri (su mujer). Y en ningún momento dejó de ejercer de alcalde dando consejos de cómo teníamos que manejar el tractor que nos conseguiría en cuanto volviese a España.
Yo, simplemente sonreía pensando:
-Otro que ha picado. Otro contagiado con el virus africano. ¡Bien!
La tarde se llenó de niños, de globos y de chupa-chuses. Laura recordó sus danzas de antaño, las danzas compartidas con Ana y Javier, sus hermanos. Y miraba sorprendida cómo habían crecido sus pequeños amigos.
La nota triste ha sido la muerte de Jesús, el niño que me regalaron, y que a mi vez puse bajo la tutela de Adama y Bobo. Llegó Adama llorando porque ya se había encariñado con él. La tranquilicé diciéndole que seguramente un día de estos me traerían otro y se lo regalaría. Sé que os extraña que aquí se regalen los niños como se regalan unos plátanos, pero es así. En la semana que Laura y Goyo pasaron conmigo vinieron a regalarme dos. Y a los dos se los quería llevar Goyo para Viana.
Lunes, 26 de mayo del 2008
Todos los días me preguntaba Goyo por su chiquilla, así que decidimos dedicar la mañana a visitar el Kinder y la Secundaria para que pudiesen entregar los regalos que traían de los padrinos de Viana. Les sorprende que el Director de la Secundaria sea ciego. Goyo le pone al cuello el tradicional pañuelico rojo de las fiestas. Y llena la Escuela de pines de navarra.
En el Kinder se la han pasado como críos repartiendo juguetes. Y veo con gusto cómo Kamabai se les sigue clavando poquito a poco como un puñal en el alma.
Les dejo un rato para llevar el cadáver de un niño de 3 años a Bandankoro.
Por la tarde cumplimos con la tradición de saludar al Chief de Masaramankay y ofrecerle como kola unas cajas de pasta y carne. Goyo, que se ha traído media maleta de pañuelitos rojos con el escudo de Viana, no desaprovecha la ocasión para ponerle a XXXX uno al cuello.
Este alcalde es todo un caso. Ha comenzado su particular estación del viacrucis: le despojaron de todas sus vestiduras. Y es que está dando todo, absolutamente todo: zapatos, camisas, calcetines, calzoncillos… Tanto así, que mi sobrina le ha tenido que decir:
-Goyo, te voy a esconder un pantalón, unos calzoncillos, y una camisa para que vayas vestido en el avión.
-No te preocupes, ya le diré a la Petri que se perdió la maleta en el avión.
Y es que hasta la maleta regaló.
El porche ha sido otra vez testigo del reparto de sujetadores y bisutería fina. Y de más globos y más caramelos. Y se ha vuelto a llenar de risas, porque cuando hay nuevo hombre/mujer blanca somos más condescendientes. Goyo daba clases de español a los más pequeños: tu guapo, tu guapa, si, guapa, mientras Laura acompañaba a las chicas al probador.
Ya os comenté antes cuánto le gustaba el arroz a Goyo, así que hoy ha dado una orden:
-Hoy hacemos la cena Laura y yo.
Y la verdad es que nos han hecho una menestra (de lata, Isa) con tropezones de jamón serrano. Nos ha sabido a gloria. En la cena ha comentado Goyo que casi no puede quitarle el vestidito a Ballay para ponerle uno nuevo porque tenía los botones soldados de tanta porquería.
Sigue volviéndonos locos con lo del tractor. Y estoy convencido de que lo consigue.
Martes, 27 de mayo del 2008
Desde luego que no es lo mismo escribir sobre la cuesta de Kadagbana II, que tener que subirla. Pero es que el pozo de agua que el pueblo de Viana financió esta allí, y el que quiera verlo no tiene más remedio que sudar como sudaron ellos para subir en la cabeza el cemento. Por si acaso, le avisé a Goyo de las dificultades puesto que para Laura ésta sería su segunda visita.
-Vamos, nos dijo el Sr. Alcalde.
Dicho y hecho. Cargamos con las cámaras de fotos, ropa y caramelos, y con tres litros de agua, recogimos en Kayonkro a Félix, y junto con Medo y con Coco arremetimos la cuesta a las 9 de la mañana.
Al bueno de Goyo se le fue el fuelle en la mitad. Laura, que lo vigilaba por el rabillo del ojo, le pidió la mochila, y qué hecho polvo iría, que se la dio. Lo tranquilicé diciéndole que eso era lo más duro, que luego venían unos sube y baja más suaves y llevaderos, hasta llegar a la colina del pueblo.
Pasamos por Senkuya II, Kawornoh, Kakuthuhu… Los habitantes de las aldeas nos miraban con curiosidad y nos invitaban a un cup (jarra de mampa), e incluso Goyo se animó a probarlo. Por supuesto, el alcalde seguía a lo suyo: poniendo pañuelico rojo a todo el que parecía Chief. También de esta zona se quería llevar algún pikin para su Petri. Y no faltó el tiempo para fotografiar a niños con globos de la CAN (Caja de Ahorros de Navarra). Tanto Goyo, mi sobrina, como yo, pensamos que quizás algún día nos vendría bien ese soporte fotográfico publicitario.
En Kadagbana II montamos el tenderete de reparto, y poquito a poco nos fueron rodeando los habitantes del lugar. Goyo siguió con su particular striptease. Se quitó la camisa en medio de la concurrencia, y se la regaló al Chief de la aldea antes de imponerle el pañuelico. Y como se dio cuenta de que la del Chief estaba como almidonada de tanta porquería, me pidió rápidamente una que había llevado de repuesto, para no tenerse que encasquetar la del susodicho.
Miré a Laura sorprendido, porque no es normal que un Chief se descamise, y le pedí a Félix que me tradujese. Les dije:
-En mi tierra es una tradición muy hermosa que cuando un Chief visita a otro, le regala algo propio, algo que le ha pertenecido y que incluso ha vestido. Es como hacer partícipe al amigo de la propia dignidad. Es por eso que el Sr. Alcalde de Viana, quiere darle al Chief de Kadagbana II su propia camisa, la que ha sudado subiendo las colinas que separan ambas ciudades, como signo de hermandad y de amistad.
Esta vez era Laura la que me miraba boquiabierta. ¡Y me quedé tan ancho! ¡Y los de la aldea tan agradecidos y contentos por el gesto de Goyo! Eso sí, nos hubiese encantado fotografiarlo a él con la camisa almidonada de su amigo de Kadagbana II.
Nos dieron un gallo, y nos volvimos prontito para casa porque el cielo amenazaba lluvia. Y aquí cuando llueve, llueve como sin conocimiento.
Edgar y Abraham, de Kamalu, nos estaban esperando para compartir un rato con Goyo y Laura, y montamos después de la cena el consabido Karaoke. Laura se empeñó en que cantásemos a dúo, pero era imposible: te grita al oído, y no hay forma de agarrar el tono ni por los cuernos. Eso sí, nos divertimos de lo lindo. Y brindamos con vino tinto, como debe ser.
Miércoles, 28 de mayo del 2008
Me daba un poco de pena que Goyo no conociese ni Freetwon, ni el ferri, porque es algo que llama la atención a todos los que nos visitan. Así que decidimos salir después de desayunar para la capital y dormir en casa del Obispo. Todos quisieron acompañarnos, incluso Medo.
Compraron collares y recuerdos típicos en el paseo del mar, y aprendieron como se regatea el precio en este País. Y como lo más sencillo es encontrarte con tu mejor amigo a la vuelta de la esquina.
Comimos en Roy y nos fuimos a tomar unas cervezas a Paddy’s. Nos dieron las 3 de la madrugada, y nadie parecía tener sueño. En casa del Obispo dormimos como pudimos, porque éramos un ejército: Coco, Medo, Edgar, Abraham, Goyo, Laura, y yo. A mí me toco con mi sobrina Laura, y creo que ni le ronque de contento que estaba.
Jueves, 29 de mayo del 2008
Debemos partir para Lungi en el ferri de las 2 de la tarde, porque si no nos exponemos a quedarnos sin cruzar y a tener que dar la vuelta por Port Loko. Me acompaña Medo. Comemos en el restaurante de siempre un pescado con patatas fritas. Esta vez llamé a Augusta antes, para que nos consiguiese algo diferente.
La tarde se hace interminable. Laura y Goyo se dan una vuelta por el mercadillo. Yo dormito en el Toyota. Cenamos más de lo mismo.
A las 12:30 de la noche encienden las luces, abren el aeropuerto, y el control de pasaportes. Nos damos un abrazo y un hasta luego. Goyo me recuerda que mire por los precios de los tractores.
No llevan prácticamente equipaje. Se van con lo puesto. Los dos lo dieron todo. Y recibieron a cambio todo el cariño de nuestro pueblo. Por eso el corazón lo tienen lleno. Sé que tendrán que pasar unos días antes de que asimilen todas las nuevas experiencias. No es fácil dar el salto del tercer mundo a la propia comodidad en tan pocas horas.
-Si alguien se queja de un camino vecinal en Viana, te lo mando para que vea éstos, decía Goyo.
Sonrío al recordarlo.
Hasta la próxima, Laura y Goyo, que casi estoy convencido de que la habrá. Aunque solo sea para enseñar a mis chavales a conducir el tractor, o a bendecirlo si hace falta.
Viernes, 30 de mayo del 2008
El camino de regreso a la misión lo hacemos en silencio. Le digo a Medo que primero conduzco yo y luego que él lo haga cuando salgamos a la carretera principal. Se me agolpan las imágenes de la visita en la cabeza. Y me embarga la nostalgia.
Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos…, cantaba el poeta.
Laura, Ana y Javier, mis sobrinos, fueron los primeros que se decidieron a hacer el camino de Kamabai. Después, le siguieron Pablo, Carlos y Gonzalo. Más tarde, Coco. Ahora, casi debemos reservar habitaciones con un año de antelación… Todos ellos van dejando huella en nuestras gentes. Huella y esperanza, que es lo más importante. La misión no solo necesita de grandes proyectos, o de buenos profesionales…, necesita de contacto humano, de gente que se acerque a nuestro pueblo y le sonría con sujetadores, o chupa-chuses. Uno sabe muy bien cuando es querido, nuestra gente, también. A todos los que vinieron y a todos los que vendrán, gracias de corazón. Su cercanía nos anima a seguir luchando.
Pido a Dios que el unknown virus (virus desconocido) os contagie a todos, y que allí donde vayáis lo sigáis contagiando a su vez. Y que entre todos, hagamos posible una gran cadena de amor solidario. Amor simple y evangélico. Amor que provea de agua, arroz, globos, o dulces… a quienes no lo tienen. Era el sueño de Jesús, y nuestro sueño.