Miércoles, 1 de febrero del 2006
Soñamos con el carro nuevo, porque esto no es vida. He tenido que ir a Binkolo con el trota mundos de nuestro land rover amarillo (el que participó en la guerra de Irak), porque Casimiro se había quedado tirado con el bueno, el blanco, ese que se ve tan lindo con las estrellas de la Comunidad Económica Europea pintadas en los laterales.
Dio la coincidencia de que me entró una llamada de Valladolid de Javier Marcilla y Angel Jubera cuando pasaba debajo de la mismísima antena de Celtel. La alegría de la llamada bajó un poquito mi nivel de adrenalina. Cualquiera diría que me controláis vía satélite.
Nos ofrecen enviar un contenedor desde allí, y preguntan nuestras necesidades. Y lo agradezco de todo corazón. Quizás en días anteriores alguien pudo pensar eso de “limosnero y con garrote”, cuando escribí sobre “el arte de dar”. Lejos de mi el querer herir a nadie, y menos sabiendo el esfuerzo y el cariño que se puso en el envío. Simplemente quería insistir en la necesidad que tenemos de sensibilizar a la gente que lo importante es ser capaz de compartir con los pobres lo que me gusta para mí. Y que la pobreza no está reñida con el buen gusto y con el afán de superación. A mí, nunca me convenció del todo la teoría de la “plus valía”, o valor añadido de las cosas. No siempre es justo cifrar el valor de algo dependiendo de la demanda, o de las circunstancias. Lo que allí no vale, aquí tampoco. Ni la pobreza, ni el continente africano añaden la más mínima “plus valía” a lo que no sirve.
África no es pobre. África es rica en cultura, y en recursos humanos y energéticos. Y las grandes potencias no vienen a explotar la pobreza precisamente. La pobreza no se exporta, la pobreza se queda en casa. Lo que se explota y exporta, desde el tiempo de las colonias hasta hoy, es la riqueza del subsuelo. Hace tiempo que los africanos dejaron de chuparse el dedo.
Hoy, están de moda las ONG. Con ellas queremos presentar un rostro un poquito más humanitario y solidario. Proliferan como setas en primavera. Inundamos el primer mundo de fotografías, cuanto más espeluznantes mejor, para mover la sensibilidad de los donantes, sin recordarles que la caridad tiene mucho más que ver con la justicia, que con la limosna y la beneficencia. Gracias a Dios, todavía quedan honrosas excepciones que luchan para que sean los propios africanos quienes decidan su futuro. Además, está demostrado que por cada dólar que ingresa al país como ayuda humanitaria, les seguimos robando cinco.
Por lo tanto, no vale eso de “pobrecitos niños, seguro que para ellos esto será un tesoro”. Me tocó oírlo en Costa Rica, cuando unas señoras muy encopetadas querían darme unas cosas para los muchachos de la Ciudad de los Niños.
-Pues no señora, mire usted por donde, en San José y en la Ciudad de los Niños, la basura es basura, y los tesoros, tesoros, recuerdo que les respondí.
Y me quedé tan ancho. Sin los tesoros, naturalmente. Y tarareando aquella canción que Joan Manuel Serrat compuso a Cristina Onassis, pero que podía habérsela compuesto a cualquiera de ellas. Os canto una de las estrofas: “era tan pobre, tan pobre, que solo tenía dinero”. Y es que nosotros, dinero poco, pero de lo demás andábamos sobrados, como andan sobrados los africanos.
Para cenar, sopa coreana con pedacitos de carne. ¿De qué será la carne? Mejor no preguntar. Si es de lo que me imagino, al menos el rabo si lo quitó.
Jueves 2, de febrero del 2006: Nuestra Señora de África
Una fiesta por todo lo alto, si Señor. Nuestra Virgen Africana bien se lo merecía, y aunque obispo no tuvimos, presidió la eucaristía el P. Henry Magbity, originario de Kamabai, y más largo que un día sin pan. Y todo lo que tiene de alto, lo tiene de simpático. Predicó en kriol y en limba. No me preguntéis de qué, pero la gente disfrutaba oyéndolo, que no es poco.
La misa duró dos horas y media. Pero ya os comenté que el canto y la danza ocupan gran parte del tiempo. Incluso la presentación de los líderes de los poblados se hizo en la misa. Aquí, si es una realidad eso de que la eucaristía es un encuentro con Dios y los hermanos, porque no se escapa un cristiano sin que te lo presenten. Y presentan al líder de Kassasi con el mismo protocolo que si del Rey de España se tratase. Y, después de cada presentación, los consabidos aplausos.
Comida hubo en abundancia para todos. Por las pintas, creo que incluso algún musulmán rezó hoy en nuestro templo pensando que, además de no hacer daño a nadie, el almuerzo era gratis. ¿Y no decía el ínclito Imán Fofana que teníamos un solo padre?
Nosotros nos dimos una escapadita a la casa para descorchar un par de botellas de vino, Castillo de los Molinos 2000, denominación de origen Jumilla. ¿Qué harían este par de botellas perdidas en un supermercado libanés de Freetown? Y el plato estrella, el de otras fiestas: espárragos chinos con aceitunas negras, huevo duro en rodajas, y bien aliñado con cebolla y ajo bien picaditos, aceite y vinagre. No tienen los espárragos denominación de origen de Navarra, pero, bueno, dan el pego.
En la sobremesa, disfrutamos con las aventuras del bueno de Henry. Os cuento una.
Pues resulta que le pidió prestado al obispo un proyector para trabajar la pastoral de las aldeas proyectando videos religiosos y películas formativas. Cargó su proyector, y en la primera aldea les puso la película de Rambo. En cuanto el susodicho Rambo comenzó a pegar tiros, la gente corrió despavorida gritando: “the war, the war” (la guerra, la guerra). Y Henry detrás: “Come here!, it’s a movie, only a movie” (Venid aquí, que es solo una película) Le costó Dios y ayuda el volverlos a sentar.
No sabe cómo, pero la cosa es que el acontecimiento llegó a oídos del obispo, que lo citó a su oficina para averiguar cual era exactamente su plan pastoral en las aldeas, y qué tipo de “películas formativas” les estaba poniendo.
Por lo pronto, nos sigue pidiendo prestadas películas de acción porque son las que le encantan. También a mí.
Por la tarde, partido de fútbol entre las aldeas de Kakola y Bumban Kendeka por un lado, contra Kathanta y Kamankay por el otro. Todo Kamabai estaba presente, y ni os imagináis con qué pasión viven el fútbol. Cada jugada, cada parada del portero, se celebra con una invasión del campo bailando. Así que el partido duró tanto como la misa. Y no creo que las palmeras de la zona den una gota más de mampa en tres días, porque los espectadores se bebieron lo que no está escrito.
Como anécdota comentaros que el bueno del coreano, Casimiro, intentó convencer a los entrenadores de los dos equipos para reforzarlos, pero ninguno aceptó. Imaginaros cómo jugará. Pero, y digo yo, algún defecto debía de tener, ¿no?
Os dejo porque ya ha comenzado el baile y esta noche si que promete. Desde aquí oigo a tope el sonido que alquilamos en Makeni, y eso les encanta. Ah, y el precio tirado: 17 centavos de dólar el boleto. Hoy incluso los vendedores ambulantes estarán contentos. Y todo, en honor de nuestra Patrona querida, la Virgen Morena de Sierra Leona. Que su manto nos cubra a todos.
Sábado 4, de febrero del 2006
Me espera un fin de semana movido porque Edgar y Casimiro se han ido en transporte público a Freetown para cambiar la pieza que le pusieron a nuestro land rover. Resulta que no le apretaron bien los tornillos y nos destrozaron el sistema eléctrico. Han prometido reemplazarla. Me he quedado con el amarillo. El pobre si le pisas a más de 30 millas por hora, gime, así que no se hasta donde podré llegar.
El día ha sido un ir y venir de gente pidiendo las cosas más inverosímiles. Vino uno, con un papel lleno de sellos y firmas “oficiales”, solicitando ayuda para La Asociación de Lucha contra la Lepra. Le pedí una identificación y al ver que no coincidía su nombre con el del documento, me dijo que es que era de un primo suyo de Freetown que estaba en tratamiento, y él solo le estaba ayudando. Vaya, que el amigo quería tener dos “primos”: uno en Freetown, y el otro en Kamabai. Menuda la que nos espera al coreano y a mi. A unos les entendía. Otros me soltaban una letanía en limba, yo les contestaba en español, me encogía de hombros sonriendo y santas pascuas. Y se van tan contentos. Me lo enseñó mi tío Fr. Luis Garayoa, que en paz descanse: contra el vicio de pedir, la virtud de no dar. Y quien lo conoció puede atestiguar que, en los asuntos del dar, no le ganaba nadie a “virtuoso”.
Si el obispo entrega el carro nuevo que nos prometió el próximo lunes, el martes me iría a recoger a mis hermanos a Freetown. Ya tenemos ansias de que llegue.
Os cuento una curiosidad no apta para escrupulosillos.
Quién no ha oído alguna vez eso de “hijoooooooo, lávate bien las manos antes de comer”. Siempre me sorprendió el ver cómo la gente de los poblados, catequistas, líderes…, solo se lavaban una mano, la derecha, antes y después de la comida. No entendía el por qué, pero hoy me han dado la explicación. Ya había visto yo alguna pintada en las paredes de Freetown invitando a lavarse también la “dirty hand” (la mano sucia). ¿Qué significa? Pues que en la mayoría de los países africanos comen con la mano derecha, y se limpian “por donde descomen”, con la izquierda. Incluso si uno se fija bien en las palmas de las manos, la derecha está como más teñida de amarillo por la pimienta y el plassas. Y os puedo asegurar que el papel higiénico no es que abunde demasiado por nuestras aldeas.
Incluso leí que en algunos aeropuertos, en el de Ghana por ejemplo, si les das el pasaporte con la izquierda, no te lo aceptan.
Supongo, pues, que los zurdos, además de viajar con el certificado de vacunación contra la fiebre amarilla, necesitarán otro que certifique su “zurdedad”. Eso, o colgarse un cartelito que diga algo así como “yo me limpio con la derecha”. Y no es broma.
Domingo 5, de febrero del 2006
Edgar me ha mandado un texto diciendo que salían urgentemente en transporte público, porque a Casimiro le dio otro ataque fuerte de malaria. La casa del obispo estaba cerrada y tuvieron que dormir en Jay’s Guest House. Van a terminar nombrándonos clientes VIP. Casimiro se pasó la noche vomitando, con fiebre alta y con temblores (¿os suena?).
Al pasar por Makeni, Edgar lo ha internado en el hospital Masuba, y se ha venido en un taxi a Kamabai. Más tarde le hemos llevado la cena y nos lo hemos encontrado con el suero en el brazo. Parece que se lo puso el mismo “matador” que me hizo el análisis de sangre a mí. No menos de cinco estocadas, que no son pocas. Además una gota le iba a la vena y otra al suelo. Le he dicho a la enfermera que ya que pagábamos la bolsa entera, que intentase que le entrase toda al cuerpo. Al ratito vino otro enfermero, se puso unos guantes como para operar a alguien, y con un trapo limpió el charco del suelo.
–It’s ok (está bien) dijo.
-No, no está bien, ¿no ves que se sale el suero?
-Pero ya se está terminando.
Y se largó tan campante. Dame paciencia Dios mío.
Últimamente más que un diario misional esto parece un parte de guerra. Pero es lo que nos toca vivir. En cuatro meses que llevo aquí ya he visto a Casimiro con un par de malarias y un “virus tropical desconocido”, que también le tumbó una semana en el hospital. Yo no se si el coreano tiene jalea real en la sangre, o algún problema personal con los mosquitos, porque se están cebando con él. Me está dando miedo de que al repetirse tan cíclicamente la malaria, tenga que dejarlo, como Louie Gabinete. No quiero ni pensarlo.
Se que rezáis por la misión, pero insistid un poquito más para ver si se nos pasa la mala racha.
Yo, por ahora, estoy fuerte y con salud. Siento como si Dios me estuviese regalando una segunda juventud, aunque aquí no conviene pavonearse demasiado. Habrá que seguir siendo humilde, porque en un voleo te pone en cuclillas y te rebaja los humos una buena diarrea.
Me preguntan qué vamos a hacer Casimiro y yo solos. No se, me imagino que lo que podamos. Y quien hace lo que puede, hace lo que debe. Intentaremos no caer en la tentación de querer correr a todos los sitios. Supongo, también, que nos reuniremos “los dos” en capitulo local para repartirnos los cargos de Delegado de la Misión, Superior Religioso, Párroco (por estar en la onda actual en lo que se refiere a la diversificación de poderes), Procurador, Primer Consejero y Segundo Consejero. Ja, somos algo así como una “comunidad piloto de autogestión administrativa”. Y es que aquí, correos oficiales llegan pocos.
¿No se anima nadie a venir? Seguro que un huesillo si que le toca. Además, os prometo que la misión rejuvenece.
Martes, 7 de febrero del 2006
Parece que los huevos que me comía los primeros días, y que me hicieron bendecir al gallo, no eran como Dios manda. Eran huevos importados de Nigeria. Me parece una barbaridad teniendo como tenemos gallinas. Por eso me he dedicado a investigar dónde ponen los huevos. El lunes oí a una de ellas cacarear un poquito más apasionadamente. Seguí el sonido y me la encontré sentadica encima de un saco de carbón. A los cinco minutos tenía yo en la mano un chiquitillo, pero hermoso huevo. Edgar, al verme a punto de engullirlo, me preguntó si estaría bueno.
-No se, le contesté, deja que me lo coma solo, porque si te doy la mitad no lo probamos ninguno de los dos.
El huevo estaba delicioso y tampoco tengo derecho a quejarme del tamaño cuando la pobre se alimenta como buenamente puede. Por de pronto, le puse unas hojas encima del carbón para que, en caso de volver, se sintiese más cómoda. Hoy martes, regresó al saco, y a las 3:30 de la tarde exactamente me regaló otro huevo. Si tuviese un despertador en el trasero, se lo atrasaría para que “sonase” el huevo a las 8 de la mañana, para el desayuno. Pero tampoco puedo ser tan exigente. La gallinica blanca ha terminado por robarme el corazón, y todos los día me robo, a escondidas, un puño de arroz para alimentarla bien y ver si aumenta el tamaño del huevo. Otro amor que entra por el estómago.
Por la tarde, hemos llevado la cena a Casimiro y el bueno del doctor Turay nos ha repetido una vez más la necesidad que tenemos de cuidar nuestra salud, aunque reconoce que en nuestro caso es difícil. Al decirle que únicamente era la segunda malaria del coreano, nos aclaró que esta vez no fue malaria, sino tifoidea. Los síntomas son muy parecidos y es normal que los confundamos. Y que, según el record médico del hospital, Casimiro estuvo ingresado la primera vez con malaria, después con tifoidea, luego con malaria y tifoidea juntas, más tarde con un virus desconocido, y, por último, con una tifoidea. O sea, que en 7 meses han sido dos malarias, tres tifoideas, y el susodicho virus. Casi a revolcón por mes. Este coreano no se priva de nada.
He disfrutado hablando un ratazo por teléfono con Rafael Mediavilla, Rodri, Pablo, Roberto Sayalero, y Miguel Miró (el que siendo Provincial me hizo el gran favor de lanzarme a la aventura de vivir en este apasionante país). Rodri me ha llamado un poquito la atención por el vocabulario empleado en la conversación con el Provincial, pero parece que, según todos nuestros documentos oficiales, con el que yo estaba realmente hablando era con Rafael Mediavilla, compañero de reparto de Escuadra hacia la Muerte en nuestros tiempos jóvenes. Y eso da un grado de confianza. La verdad es que el hablar con los hermanos y el decir cuatro tonterías reconforta.
También me ha llegado el último Al Habla y me lo he leído de cabo a rabo. Incluso el mensaje del P. Provincial, que no tenía por costumbre hacerlo si he de ser sincero.
Miércoles, 8 de febrero del 2006
Por la mañana han dado el alta a Casimiro. Ante las nuevas recomendaciones del doctor, el coreano le ha preguntado.
-Doctor, después de caminar nueve millas, cuando la gente me de de comer, ¿qué hago?, ¿chupar una naranja? En primer lugar, no puedo despreciar algo que prepararon con cariño para mí. Y en segundo lugar, tengo hambre.
No me resisto a escribir lo que el coreano nos comentaba a Edgar y a mí en el camino de regreso. Y es que no deja de sorprenderme la rapidez con la que enriquece su vocabulario.
-“Chingaderas (¿dónde lo habrá aprendido?) are parts of the life, and I prefer to live with them than to be death (Vamos, que… “los problemas” son parte de la vida y que prefiere vivir con ellos que estar muerto).
Sin comentarios. Pura filosofía oriental.
El land rover sigue en dique seco. El mecánico de Kabala, Tamba, no ha podido arreglarlo. Hemos llamado a Moto Care de Freetown y nos piden que se lo llevemos.
Después de una reunión de emergencia hemos decidido deshacernos del dichoso carro después de arreglarlo, y devolvérselo al obispo para que se lo preste a “otro amigo”. Nos tiene el carrito hasta el moño. Y tampoco queremos sumar lo que hemos invertido en él porque nos daría un ataque de ansiedad.
Mañana de madrugada, o pasado mañana, nos iremos el mecánico y yo a Freetown. Usaremos de grúa el land rover amarillo. El mecánico buscará un carro de segunda mano en buenas condiciones. Lo hará él solo, porque en cuanto ven un “piel blanca” se encarece el precio. Mientras, yo me iré a cambiar con nuestro “amigo” Passan 15.000 dólares para pagar tres bombas de agua más, y comenzar la escuela Little Flower de Kanikay. Si todo va bien, me volveré con el carro que compremos lo más pronto posible.
Ya he comentado anteriormente que me hervía la sangre cada vez que tenía que cambiar dinero al ver cómo perdíamos en relación a la calle. Casimiro ha tenido una idea genial que, al ser una comunidad de autogestión, seguramente pondremos próximamente en práctica. Si es necesario ya pediremos perdón.
Va la idea. Con la diferencia del cambio, uno de nosotros puede volar a España, y volverse con dinero en efectivo.
A mí me ha parecido genial. Le he propuesto a Casimiro que, puesto que él ya lleva un montón de recaídas, vaya a hacerse un buen chequeo médico en Madrid. Además puede aprovechar la oportunidad para dar las gracias en la parroquia de Santa Rita por su apoyo, y comprar alguna cosilla para Kamabai. Así que estad atentos que cualquier día de estos os envío al coreano. Y de paso, sus admiradores pueden conocerlo en vivo y a todo color. Eso si, me lo devolvéis en 10 días.
Hoy mi amiga-gallina me castigó sin huevo. ¡Qué le vamos a hacer! Con lo que yo la había presumido con Casimiro y Edgar.
Jueves, 9 de febrero del 2006
Después de la decepción que me pegué ayer al ir a comerme a escondidas el huevico, hoy me ha dado una alegría tremenda el oír cacarear a mi gallina cuando estábamos en la capilla. Es como si me hubiese estado leyendo el diario, y decidiese adelantar el horario de la puesta para coincidir con el desayuno. Y yo juzgándola ingrata.
Me he encontrado con Feren, iba llorando y le pregunté por qué no estaba en la escuela. Nos hemos sentado un rato y la chiquilla se ha desahogado. Hace tres semanas que no asiste a clase porque no puede pagar los 20.000 leones del trimestre. ¿Su historia? Otro drama más.
Feren tiene siete hermanas y nueve hermanos. Sus padres se separaron y cada uno de ellos consiguió una nueva pareja. El papá enriqueció el planeta con cuatro niños y dos niñas más. Y la madre ha traído al mundo otras seis chicas y un chico. Y todos, los 29 hijos, vivían bajo el mismo techo.
¿Quién es el cristiano capaz de dar una mínima alimentación y cuidado a una prole tan numerosa?, me pregunto yo. Por eso, el padre le dijo a Feren que no podía seguir pagándole los estudios, ni teniéndola en la casa, porque con 16 años debía casarse y encontrar alguien que la mantuviera (una hermanita de 14 ya se casó y tiene una criatura). Supongo que el tal caballero andante se encargaría inmediatamente de arruinarle el futuro llenándola de hijos y de miseria.
Feren se fue del hogar y se cobijó en casa de un hombre bueno, Pa Bangura. Pero aquello, gracias al corazón de ese hombre, más parece un pueblo que una casa. Y no es que sobre el arroz. Allí me encontré a la muchachita lavando y llorando al mismo tiempo, mientras observaba cómo sus amigas caminaban hacia la Secundary School.
Le di 20.000 leones para que fuese a reinscribirse en la escuela (¿quien de vosotros no lo hubiese hecho teniéndolos en el bolsillo?), y le prometí encontrar a alguien que le otorgase una beca para seguir estudiando.
¿Os lo podéis creer? Con solo 50 dólares, se le puede cambiar el futuro y la vida a una muchachita de 16 años. La matrícula cuesta 20 dólares (60.000 leones), y los otros 30 dólares se emplearían en comprar uniforme, zapatos y útiles escolares.
Le he pedido que venga guapa para sacarle una foto y que seáis testigos de la maravillosa sonrisa que se le plantó en la cara.
Yo se que hay montones de “Feren” en el país, y que no puedo pagarle la matrícula a todas, pero eso no es motivo para no hacerlo con ninguna. Con frecuencia justificamos nuestra pasividad e indiferencia creyendo que es imposible la solución total del problema. Me recuerda esto una ingenua y hermosa historia:
-Dos amigos paseaban por la playa, y uno de ellos se agachaba constantemente devolviendo al agua las estrellas de mar que la marea había dejado en la orilla.
No te molestes, le dijo el otro, hay miles de ellas y pasa todos los días. Es inútil que te esfuerces porque no cambias nada.
En silencio se volvió a agachar, tomó una en sus manos, la besó, la lanzó con fuerza hacia el agua, y contestó: para esta si ha cambiado todo.
Nadie nos exige que limpiemos la playa, únicamente que veamos qué estrella podemos lanzar al agua de nuevo.
Viernes, 10 de febrero del 2006
Menudo viajecito nos hemos pegado el amigo Tamba y un servidor. El se ha subido en el land rover amarillo, y me ha remolcado hasta Freetown. El primer problema lo hemos tenido entrando en Makeni con una de las ruedas. A la altura de Rogbere hemos perdido un amortiguador, y pasado Lunsar se ha roto el cordón umbilical que unía a los dos land rover.
Viendo que no llegábamos a tiempo de que nos cambiase el dinero nuestro “amigo” Bassan, le he llamado por teléfono diciéndole que enviaba en un taxi a Luís Lebo para que le entregase a él el dinero.
-No se preocupe, Padre, lo espero sentado en la oficina.
Sentado y contento, supongo. Pero esta vez menos, porque vamos a cambiar lo imprescindible para salir del paso con los pagos más urgentes.
La entrada a Freetown, a las 6:00 de la tarde por la calle Kissy, apoteósica. Antes nos tuvimos que amarrar más corto, como a un metro, porque de otro modo sería imposible sortear el tráfico de carros y personas que a esa hora inunda el centro de la ciudad. Casi se me salen los ojos de las órbitas de tanto vigilar su frenada para no tragármelo en un despiste.
En Moto Care, el guardia de seguridad no nos quería abrir porque nadie le había avisado que llegábamos fuera de hora. Le he dicho que llamase al manager, porque después de la paliza que nos hemos pegado para llegar desde Kamabai, era capaz de tirarle la puerta embistiéndola con el land rover. Cómo se lo habré dicho que ha abierto inmediatamente.
He invitado a Tamba y a Luis Lebo a cenar a Roy, y nos hemos metido ellos un pedazo de pollo con arroz, y yo un pescado barracuda con patatas fritas, que no se los saltaba un gitano. Ah, y un par de cervezas bien heladas.
Me he tenido que quedar de nuevo en Jay´s Guest House, pero esta vez ya venía preparado con el spray para los mosquitos. Desde allí os escribo las andanzas de este día.
Mañana daremos una batida para intentar comprar un carro de segunda mano en buenas condiciones que nos haga la vida un poco menos complicada. Ya os contaré.
Sábado, 11 de febrero del 2006
Otro día movidito.
Dicen los argentinos que todos los días llega un tonto a Buenos Aires. Que lo bonito es encontrárselo primero. Yo creí que nosotros teníamos el privilegio de ser “el tonto” particular del tal Bassan, pero resulta que el hombre tiene corazón, y lo que nos quita con la derecha en el cambio, nos lo repone con la izquierda en donativos para la misión. Así que no me queda más remedio que pedir disculpas públicas por mis críticas negativas hacia alguien que resulta ser un hombre generoso y bueno. Eso me pasa por ser tan visceral escribiendo.
He ido a la agencia de viajes y le he comprado al coreano un vuelo a Madrid por 1.020 dólares. Vuela el día 23 de Febrero, y regresa del 9 de Marzo. Que nadie crea que va de vacaciones, es un vuelo de negocios para traer dólares en efectivo y cambiarlos a mejor precio cuando suban en la calle. También para darse una buena revisada médica, que buena falta le hace.
He tenido una pequeña discusión con el vendedor de carros de segunda. Seguimos con la “plus valía” a cuestas. Lo que en cualquier lugar del mundo vale 6.000 dólares, aquí lo querían cobrar a 13.000, después de hacerles el grandísimo favor de rebajárselo desde 16.000 dólares. ¿La razón?: estamos en África y aquí es distinto a USA, decían. Claro que un Toyota 4 Runner del 1995 bien lavado se ve incluso elegante, comparado con el parque móvil de la ciudad. Y lo curioso es que Lebo y Tamba ya habían picado. Me han llamado ilusionados porque habían encontrado un buen carro a un buen precio.
Reconozco que el haber trabajado pegadito a la calle Alameda de El Paso, Texas, es un grado. Es una calle llena de lotes de carros de segunda mano, y algunos de los vendedores son parroquianos de Little Flower, y tienen una estrecha relación conmigo. Y de ellos aprendí, al menos, a defenderme de los “avispadillos”.
-¿Cuanto ofrece?
-Mira, el coche vale 6.000 dólares, pero como eres mi amigo (les encanta decirte y oír eso), te voy a dar 7.000.
Me miró perplejo sin creerse lo que oía.
Al despedirme le dije que el próximo año ese carro estaría aparcado en el mismo sitio y valdría menos. Y tengo toda la intención de pasar a saludarlo en unos meses y recordárselo.
Os escribo hoy también desde Jay’s Guest House. Mañana, si Dios quiere, nos volveremos poquito a poco para Kamabai, dejando el land rover blanco en Moto Care. Les he dicho que queremos gastar lo mínimo posible. Lo único que nos interesa es que llegue funcionando hasta la casa del obispo para hacer la devolución oficial.
Domingo, 12 de febrero del 2006
He tomado el desayuno continental en la veranda del hotel: un huevo duro y un te. Me he tomado solo el te, porque desde que un huevo en malas condiciones me puso en cuclillas, ya solo como los huevos que me regala mi gallina de Kamabai. Son chiquitos, pero seguros, sabrosos, y sin intermediarios.
Me han entrado cinco textos y dos llamadas del coreano.
–Running your way to Kamabai? (¿Ya estás en camino?)
Luego dice que no me extraña, en cuanto le falto dos días ya quiere saber cuando vuelvo.
El viaje lo hemos hecho sin incidencias, gracias a Dios
He encontrado a Casimiro a punto de comerse dos huevos duros.
-Te mato, le he dicho, esos huevos son sagrados.
Se ha reído preguntándome cuantos huevos debía tener en mi cesta.
–El del viernes, el del sábado, y el del domingo, o sea, tres.
–Come! (ven)
Me lleva a mi cesta, y ahí están mis tres huevitos intactos. Luego me enseña otra canasta con 6 huevos.
–Two chickens are working for me (dos gallinas trabajan para mi), me dice.
Eso se llama eficacia oriental. ¡Cómo carajo habrá conseguido que dos gallinas le pongan en la misma cesta!
Lunes, 13 de febrero del 2006
Me he pasado el día preparando una fiesta sorpresa de despedida para Edgar, aunque con lo que les gusta rajar a los limbas, supongo que lo de la sorpresa será difícil. Se trata de agradecer lo que este muchachón ha hecho por estas gentes. Se ha dejado por ellos la salud, y nunca mejor dicho que ahora.
Anda un poquillo cabizbajo desde hace unos días. Se que le duele partir, pero necesita descansar. Por de pronto, le diremos adiós con una comida compartida por todo el pueblo de Massaramanke, y baile gratis hasta la madrugada.
Por la noche nos hemos reunido para dar un repaso a las actividades más urgentes y a los asuntos que Edgar deja pendientes. La verdad es que hasta que no lo ves escrito en el papel ni te das cuenta el espacio que cada uno de nosotros ocupa y el trabajo que realiza en la misión. A mi se me hace que son demasiadas albardas para solo dos burros, pero en fin, esperemos que alguien se anime y venga pronto a reforzarnos.
Martes, 14 de febrero del 2006: San Valentín
Hay momentos y circunstancias en la vida que te marcan para siempre. Esta fecha quedó marcada a fuego en la historia de mi vida por causa de mi secuestro. En aquellos momentos, tomé unas notas para que, en caso de que nos matasen, apareciesen en el bolsillo del pantalón y pudiesen saber mi familia y amigos todo lo que vivimos.
Sábado, 14 de febrero del 1998
A las 8:45 am. han entrado los rebeldes del RUF al hospital de Mabesseneh y nos han secuestrado a Antonio, Joseph, Gilberto, Fernando y a mí.
Me han sacado de la cama con 40 de fiebre a punta de metralleta. Intento vestirme, pero me roban los pantalones vaqueros y me tiran unos cortos, una camiseta y unas zapatillas. Lo demás se lo roban todo: reloj, cadena, alianza…
No entiendo nada, unos me empujan y me dan culatazos en los riñones para que camine, otros me tiran al suelo y me apuntan en la cabeza para que no me mueva. Quieren dinero. Gritan fuera de si drogados y borrachos. Me llaman perro extranjero.
Estoy temblando y le pido a Dios que todo termine pronto. No me siento capaz de soportar la tortura. Prefiero un balazo.
Me sacan arrastrando al jardín y el ver a Fernando y a los demás, me reconforta.
Nos suben como paquetes a una camioneta. Le pregunto angustiado a Fernando qué está pasando. No hables, me susurra, pueden enojarse al no entenderte. Solo reza y bendícenos.
Queman el hospital y matan algunos enfermos, los que no les pueden servir de carga.
Nos llevan a Masiaka y caminamos hacia el bush. Se burlan de nosotros haciendo gestos con las manos de que nos van a cortar el cuello. Me muero de sed por la fiebre, pero no nos dan nada. Fernando no quiere que se den cuenta de que estoy enfermo, porque podría resultarles un estorbo.
Nos dicen que si Naciones Unidas no para la invasión de los nigerianos de ECOMOG, nos matarán de dos en dos. Nos desnudan para cachearnos y ver si llevamos dinero. Es el tercer grupo que lo hace.
Desde entonces, ver películas tipo Tears of the Sun, u Hotel Rhuanda, me hacían sudar frío y temblar. Algo se revolvía en mi inconsciente y poblaba mis noches de pesadillas.
–No luches contra el dolor, ni contra los recuerdos, acéptalos como parte de tu vida y de tu historia, porque ellos ya forman parte de ti, me decía un psicólogo. Sería maravilloso que algún día pudieses celebrar tu aniversario en el mismo país que te causó el dolor. Estoy seguro que expulsarías tus fantasmas para siempre.
Hace ya ocho años de aquella brutal experiencia. Y, sin embargo, el pensar en Sierra Leona me producía más nostalgia que dolor. Hoy, ocho años más tarde, después de haber compartido un poquito su sufrimiento, me considero con derecho a disfrutar de su alegría y de su pasión por vivir.
Este pueblo ama la paz, el trabajo, el bosque, la danza, sus tradiciones… Y nadie como ellos hacen verdad los hermosos versos del poeta costarricense Jorge Debravo:
A pesar del odio y de la guerra,
El amor bajo el hombre está creciendo.
Os lo juro por todo lo que amo
Y todo lo que espero.
Me preguntaba un buen amigo, David Méndez, si las personas sobre las que escribo y con las que comparto mi vida, son las mismas que fueron capaces de realizar tantas salvajadas. Le resulta novedosa la visión de África que está descubriendo a través de estas notas.
Lo que pasa es que solo conocemos la realidad que los medios de comunicación quieren presentarnos. Y todos sabemos que no es lo mismo un informativo del PSOE que del PP. Eso de la información imparcial y no partidista ya no se lo cree casi nadie. Y, desgraciadamente, la única información que muchos tienen de la realidad internacional es la que la CNN o la BBC tienen a bien ofrecerles. Baste como muestra la gloriosa “liberación” de Irak por las fuerzas pacificadoras americanas e inglesas. Por disparar, le dispararon hasta a la paloma de la paz. Hasta de reír le dan ganas a uno.
Lo que está claro es que si educas a un cachorro para atacar y matar, lo hará sin ningún problema. Pero si lo educas con cariño, ese cachorro llegará a ser tu mejor amigo. Y si así responden los perros, todavía lo hacen mejor las personas. Poned en las manos de un crío de 12 años un arma, sembrad su corazón de odio, y matará a la gente de su aldea (y he sido testigo presencial de ello) sin temblarle el pulso. Dadle un balón de fútbol, o ponedle 8 horas seguidas música africana, y jugará y danzará con la misma pasión con la que lo haría cualquiera de nuestros chavales “primer mundistas”.
Pero en fin, lo cierto es que nuestro presente tiene más luz que el pasado. Nuestro presente es hoy, y estamos de fiesta despidiendo a Edgar. Nos hemos juntado toda la aldea y hemos compartido un saco de arroz, un cabrito y un cesto de peces. Ah, y tampoco faltó el mampa. Hemos jugado al fútbol casados contra solteros. En el equipo de casados nos han alineado a Casimiro y a mí. El resultado 1-1, con gollllllllllllllllllllllll, de Casimiro.
Ahora están bailando con un buen sonido que hemos alquilado en Makeni, y están felices. ¿Mañana? Dios proveerá. Hoy todos comieron y disfrutaron como ellos saben hacerlo. Y me llena el corazón la alegría y las risas de Fatu, Medo, Bunda, Neneh, Adama, Feren…, aunque solo sea por este día.
¿Y sabéis qué? El psicólogo tenía razón. Es la primera vez en 8 años que celebro San Valentín sin fantasmas en la cabeza. Y también yo estoy feliz por ello. Ahora se que todo pasó, que aquel dolor forma parte de mi vida, pero que no me impide caminar de la mano de este pueblo al que amo con todo mi corazón.
Miércoles, 15 de febrero del 2006
Salimos a dejar a Edgar en Freetown. No hemos abierto la boca ninguno de los tres en todo el camino. Supongo que cada uno va rumiando sus propios sentimientos. A mi me duele profundamente su partida, porque lo he llegado a querer en estos poquitos meses que hemos trabajado juntos.
Jay’s Guest House estaba a tope y hemos tenido que rodar buscando habitación para pasar la noche. No es fácil. Las que son muy baratas son inhabitables, y en las decentes te quieren cobrar lo mismo que en la Costa Brava. Estamos cansados y decidimos quedarnos en la primera que tengan habitaciones disponibles, sean como sean, y al precio que sea. Cosas del destino, damos con nuestros huesos en Korean Guest House. Imaginaros la dicha de Casimiro. Hay que reconocer que la atención es exquisita, las habitaciones impecables, y el precio solo un poquito mayor que en Jay’s (50 dólares noche). Lo bueno es que el desayuno “continental”, si es un auténtico desayuno (te puedes ahorrar la comida siguiente), y tenemos servicio de lavandería gratis. Creo que a partir de ahora será nuestro campamento base cuando la casa del obispo esté ocupada.
He intentado poner en práctica lo que este pueblo me enseña cada día: a vivir intensamente el momento presente. Así que, por la noche, con uno de esos sofisticados aparatos electrónicos coreanos, Kumyoung se llama el artilugio, he disfrutado de una exhibición de karaoke con Cas y Edgar como protagonistas. El público, encantado. Y es que cantan de maravilla. Me resultaba increíble ver a qué velocidad descifraba el coreano los jeroglíficos que aparecían en la pantalla.
La máquina en cuestión, puntúa cada actuación del 1 al 100. Si la nota es 100, tienes derecho a una cerveza gratis por gentileza de la casa. Os puedo asegurar que ninguno de los tres se fue con sed a la cama. La gente estaba impresionada de la cantidad de “100” y de lo bien que cantábamos los tres. Me incluían en el lote, y me libré de dar una exhibición porque no había ni una sola canción en español.
Por la noche he hablado por teléfono con Juan Luis González, del Colegio Romareda. Trabajamos juntos unos años y ha sido un placer recordar viejos tiempos. Aquellos tiempos en los que jugábamos al fútbol contra los chavales de COU, y ganábamos. Siempre admiré su infinita paciencia, y su saber llevar a los jóvenes en asuntos de Pastoral Juvenil. Le agradezco los esfuerzos del Equipo de Pastoral de Romareda para enviarnos material escolar y deportivo, y me dice que uno de los más entusiastas en la recogida de materiales fue el P. Teófilo Ochoa. Me causa ternura, porque en mis años jóvenes fue el que se encargó de estructurar mi cabeza, y la de tantos otros, a base de silogismos filosóficos. Gracias, amigos, porque da gusto abrir cajas y encontrarte material absolutamente nuevo.
Jueves, 16 de febrero del 2006
Seguimos disfrutando de los últimos momentos juntos. Casimiro sigue en la gloria con sus paisanos. Un grupo de ellos juega al Hwato, juego de cartas coreano, y lo hace apostando fuertes cantidades de dinero. El bueno de “Cas” intenta explicarme en qué consiste el juego. Parece que se trata de gritar mucho, dar puñetazos en la mesa, y hacer parejas de plantas, animales…
La comida coreana es deliciosa. Le pregunto a nuestro coreano particular si es cierta la fama que tienen de echar a la cazuela todo lo que se mueve, y solo se ríe, pero no lo niega. Intenta que coma con palillos, pero no hay forma. Además cada lance que yo doy, él se lleva cinco a la boca, así que recurro al tenedor tradicional.
Por la noche, en la cena, nos piden que cantemos con el karaoke (que canten, para ser más exactos). Le digo a Casimiro que les ofrezca cambiar canciones por comida, pero le traiciona el corazón y no quiere hacer negocio con sus paisanos. ¡Quien lo diría! La maquinita sigue regalándonos cervezas gracias a las dotes interpretativas de mis compañeros. ¡A volar la tristeza!
Viernes, 17 de febrero del 2006
Hemos madrugado para acompañar a Edgar a tomar el helicóptero de Paramount
Airlines. Preferimos que cruce a Lungi por ese medio que exponernos a quedarnos tirados con el land rover amarillo.
No hay demasiado que decir. A todos nos brillan los ojos, pero hay que seguir hacia delante.
-Nos vemos pronto, nos dice Edgar.
-Claro que si, amigo, descansa.
A Casimiro le regalan calamares y pescado los dueños del Guest House. Está claro que se los ha metido en el bolsillo en un par de días.
Me entra un texto de Edgar:
–I really hate the thought of me leaving but it has to be like that, and it doesn’t always mean forever. I’ll miss you really, you taught me many things about life and I thank you for that. (Realmente odio tener que partir, pero tiene que ser así, aunque no significa que será para siempre. Te extrañaré. Me has enseñado muchas cosas acerca de la vida y te doy gracias por ello).
Otro nudo en el corazón y en la garganta.
Salimos tarde para Kamabai y llegamos a las 11:30 de la noche. Tampoco hemos hablado mucho en el camino de vuelta.
Sábado, 18 de febrero del 2006
Me he llevado un disgusto porque me encontré a mi gallina incubando solo dos huevos. Otra vez la bendita cobra haciendo de las suyas, dice Neneh. Aunque nos resulta extraño que sea tan inteligente como para dejar un par de huevos y que la gallina siga poniendo. También se ha comido los huevos de “las trabajadoras” de Casimiro.
Después de unas pequeñas averiguaciones, hemos descubierto que la tal cobra tenía manos, un hambre del carajo, y se llamaba Mohameh. Le he dicho al chaval que ni se le ocurra acercarse otra vez a la cesta de los huevos, que si tiene hambre prefiero darle arroz.
Lunes, 20 de febrero del 2006
Me he ido con Casimiro a Kanikay para bendecir los cimientos de la nueva escuela Little Flower. La ceremonia ha sido toda una demostración de la compleja religiosidad que tiene nuestra gente.
Nosotros hemos rezado una oración y rociado con agua bendita el terreno. He usado la estola que me regaló la señora Rose Cortés, de Little Flower, en memoria de su hijo.
Después, hemos realizado el rito del kola nut. Han traído otro recipiente con agua y han echado en ella las 7 nueces de kola, símbolo de amistad, prosperidad, y alegría. El Imán ha recitado una letanía interminable de oraciones (creo que todas las que se sabía), y el chief ha rociado con el agua a todos los asistentes.
Por último, los ritos tribales tradicionales. Me han presentado un gallo y una gallina. Yo debía elegir uno de ellos como regalo, mientras el otro sería sacrificado a los antepasados. Lo siento, chicos, pero elegí la gallina. Como que me han metido en la cabeza eso de la inutilidad del gallo.
El más anciano de la aldea (Wo-thante, en limba), sembró un árbol de plátanos, le cortó el cuello al gallo, y regó el árbol con la sangre del animal. Y tú tienes que asistir al evento en palco, tocando y viendo como se retuerce el gallo. Creen que gracias a la sangre derramada en su memoria, los antepasados cuidarán de que el edificio dure tantos años como el árbol sembrado. Y lo siembran de plátano porque es uno de los árboles más longevos.
La sangre, en su cultura, es un elemento purificador y de comunión con los espíritus de sus ancestros. Recordad cómo con la sangre de un cabrito o de un gallo purificaban también los cuchillos que usaría la Digba en la ablación del clítoris de las muchachas. Quiero hacer aquí una pequeña corrección a lo escrito acerca de la Sociedad Bondo. En nuestro Biriwa-limba, la mujer encargada de las ablaciones e iniciaciones es la Barigba. El término Digba es Safroco-limba.
No hubo comida popular, de lo cual nos alegramos, porque siempre que comemos en las aldeas la espada de Damocles de la tifoidea pende sobre nuestras cabezas. Y con el viaje de Casimiro a España a la vuelta de la esquina, es mejor no arriesgarse.
Me dieron una de las siete nueces de kola como recuerdo, y les prometí sembrarla algún día en el jardín de la iglesia Little Flower.
Por la tarde hemos ido a llevarles un saco de arroz al Paramount chief de Kamabai y al Chief de Masaramanke. Como son musulmanes, han abierto unos ojos como platos y nos han dado efusivamente las gracias. Como veis, sobresaliente en ecumenismo.
Miércoles, 22 de febrero del 2006
Tempranito ha salido Casimiro en transporte público para Freetown.
-¿Que voy a hacer sin ti?
-Morirte, dice, pero intenta sobrevivir dos semanas.
Se acaba de ir y ya estoy deseando que regrese. Y es que la casa se siente grande, grande, grande…, y sola.
¿Cómo me siento? Supongo que igual que se sentirían Zipi sin Zape, Mortadelo sin Filemón, Asterix sin Obelix…, incluso San Cosme, sin San Damián. Se que no somos una pareja históricamente famosa, pero todo se andará. Anécdotas no faltan para montar algo así como “las aventuras de Cas & Joe”.
La verdad es que desde que llegué hemos hecho muy buenas migas, y tenemos ideas bastante parecidas acerca de cómo ayudar a este pueblo sin que caigan en la limosna-dependencia.
Como hace unos cuantos días que no aparecíamos por la ronda de radio, ha venido el obispo a ver si todo estaba bien. Se ha sorprendido al verme solo, se ha tomado un par de vasos de agua, y me ha asegurado que el carro nuevo “is coming”. La diferencia es que ahora se que el carro me lo pueden traer los Reyes Magos en Navidad.
¡Qué curioso!, pareciera que uno puede llegar a ser Superior Religioso por diferentes caminos: moción especial del Espíritu Santo al Superior Mayor, elección, votación, “compadrazgo”… Yo he llegado por “eliminación”. Así de claro. Cualquiera diría que estoy envenenando a mis hermanos ansiando cargar sobre mis hombros la pesada cruz del servicio. ¿Y sabéis una cosa? No siento para nada el peso de esa cruz. Supongo que será porque no tengo a nadie a quien mandar, pero espero no apegarme al cargo, por si acaso. La vida me ha dado suficientes razones para creer que para algunos “el yugo es demasiado suave y la carga ligera”. Y hay que ver con que pasión se abrazan a él. No los suelta del madero ni un huracán.
He ido un ratico a la capilla a pedirle a Diosito que me eche una mano. Estoy triste y me pregunto delante del santísimo qué hago yo aquí solo, en Kamabai. No hay forma de concentrarme rezando los salmos y prefiero dejarlo. No paro de pensar en Don, Edgar, Rene, Casimiro…, cuando la casa estaba llena de carreras, risas, y portazos. ¿Qué estarán haciendo?
Me digo a mi mismo que no puedo dejarme vencer por la soledad y la tristeza, así que mañana comenzaré a planificar los días de forma que se me hagan más cortos. Trabajo no falta: supervisar la nueva escuela de Kanikay, los seis pozos de agua, repartir el arroz a los maestros y líderes de los poblados, entregar la ropa deportiva que recibimos a los chavales, reunión para revisar la traducción de la misa al limba …
Jueves, 23 de febrero del 2006
Desde hacía tiempo me preguntaba qué sucedía en este país cuando a uno le dolía una muela. Pues ya me he enterado. Ha venido una persona con una infección en la boca y la he llevado al dentista de Magbenheh. Es un hospital que inauguró el Presidente de la República el pasado mes de enero, y que han construido con ayuda del Gobierno Suizo, Alemán y Francés.
Resulta que el tal dentista es un médico general que igual te opera una hernia, te arregla una fractura, que saca una muela. He entrado con el paciente, e impresionaban más las herramientas y alicates que tenía el bueno del doctor, que las que tenemos nosotros para cambiar el aceite del generador. ¡Dios mío! Le han dado 10 pastillas, no se de qué, para tomar inmediatamente, y le han mandado esperar una hora. Después…, bueno, yo solo oía quejarse porque me salí de la oficina, pero me lo imaginaba tirando y me daban escalofríos. Es muy barato: 5.000 leones la consulta y 10.000 las pastillas. Total 5 dólares, pero a mí no me agarran ni en pintura.
Casimiro llegó bien a Freetown, aunque muy tarde. Me ha enviado algunos textos preguntándome a ver cómo estaba. En el fondo y a pesar de que su cabeza parece construida con circuitos electrónicos, le encanta que le digan que lo extrañan.
Viernes, 24 de febrero del 2006
Visita a los poblados de dos de los pozos. Viaje a Makeni para comprar alguna cosilla para la reunión de líderes del sábado.
Le pedí a Medo que intentase cazar un fritambo para la comida, y se me presentó con una bathaha hembra. Es algo así como un venado con pintas blancas preciosas. Le he preguntado a qué hora y a qué distancia lo cazó. Me dice que lo cazó a las cuatro de la madrugada, y que no se le escapa nada que se mueva a 50 o 60 metros de donde él se encuentre. A 100 metros le da al blanco, pero el animal huye porque los perdigones no le entran con fuerza. ¡Ah!, y que no son buenos para cazar los días con luna, porque los animales no son tontos y corren si ven dos luces: la luna y la linterna. Si no hay luna, puedes encender tranquilo la linterna porque no se van.
Por la tarde he ido a Kanikay a recoger a los trabajadores de la escuela y traérmelos para que pasen el fin de semana con su familia en Kamabai. Resulta que me quedé sin diesel y me costó dios y ayuda el conseguirlo. Llevaba dos días de aquí para allá con el land rover, pero como el encargado del mantenimiento de los carros era Edgar, yo tranquilo. En cuanto se paró el bendito coche me di cuenta de mi estupidez. Unos “hijos de Alá” (y esta vez si lo digo con retin-tin), se ofrecieron a ayudarme y me tuvieron esperando su vuelta una hora y media. Nada. Me fui andando a Kanikay porque, como el administrador era Edgar, pues tampoco llevaba un león en el bolsillo. Allí le propuse al dueño de una camioneta que si me llevaba con los trabajadores a Kamabai, y me regresaba donde mi land rover, le llenaba el deposito de diesel. Aceptó encantado. Íbamos: 12 trabajadores, el chofer y su novia, el dueño y su amiga, un amigo del pueblo, y un servidor. En total, 18 personas volando por encima de los baches en una camioneta para nueve. Para postre, purgar el aire de la bomba del diesel nos costó otra hora. Volví a casa a las 11 de la noche, y me juré a mi mismo que no me volvía a pasar algo parecido en toda mi vida.
Hasta yo me río al escribirlo. Seguro que mi familia también se esta riendo.
Sábado, 25 de febrero del 2006
Por la mañana, reunión de lideres de una de las zonas. Presentan sus necesidades y entregan un dinero recogido en su comunidad, y que nosotros les ahorramos para dárselo cuando lo necesiten. Es una forma de que colaboren con las necesidades de las diferentes aldeas, y de que no vivan esperando siempre la limosna.
También he tenido reunión con la comisión que formamos para traducir la misa al limba. Como os podéis imaginar, yo poco he abierto la boca. Lo que si me he dado cuenta es que es bastante, pero que bastante, complicado. Y es que hay palabras que en limba no existen, por ejemplo la nuestra de “sacramento”. Y se las ven y se las desean para intentar buscar algo que les pueda hacer entender su significado.
Ha pasado a saludarme el mecánico de Kabala, Tamba, y me ha traído unas cebolletas, unas zanahorias, y unas lechugas. Todo un detalle.
Por la tarde he ido a Makeni a comprar diesel para el land rover y el generador. No tenía ni gota, como lo compraba Edgar… Me he dicho, mira, José Luis, está claro que te tienes que rascar con tus propias uñas, así que espabila o va a tener razón el coreano y te vas a morir antes de que regrese.
Al pasar por el cruce de Kathanta me he topado con mi amigo, el negro albino “Bless the Lord”. Me ha insistido para que vaya a Bumban, pero le he dicho que aunque estoy con el corazón en todos los poblados, con mi cuerpo solo puedo estar en un lugar al mismo tiempo.
He aprovechado mi estadía en Makeni para llamar a Madrid y hablar un rato con Casimiro. Llegó con tres horas de retraso y antes de agarrar un taxi, ya había pescado un resfriado. Pero me dice que ha hablado con mi familia y que está contento.
-¿Cómo estás tú?, me pregunta. Take life in mind. Remember, first you need to survive, and then you can help. No chingaderas two weeks. Take it easy (algo así como que primero debes pensar en sobrevivir y en tener en tu mente la vida. Solo así puedes ayudar. Y que me la lleve suave).
Lo que me faltaba, el burro hablando de orejas. No he visto a nadie más quitado de la pena con su salud, y me pide que me cuide. Otra vez le traicionó el corazón al coreano, ja.
Me la he pasado correteando a los “Niños de la Virgen”. Don Besana formó un grupo de críos con los que rezaba el rosario y a los que les daba dulces, pero que ahora te vuelven loco abriendo las llaves del agua y subiéndose a los árboles. Y cuando, con el alma en vilo, les pides que se bajen, lo hacen cabeza abajo, con una mano, sin manos…, como les pega su real gana. Y además bajan riéndose de tu cara de susto. Creo que si no fuesen hijos de tan Gran Señora, ya me hubiera cargado yo alguno de ellos. Ahí si que juegan con ventaja. Y si te cantan, pues terminan de bajarte las defensas y hasta los miras con ternura y les das una paleta.
Domingo, 26 de febrero del 2006
La verdad es que ha sido un domingo de lo más tranquilo. He estado dándole mil vueltas en la cabeza a algo que me pidió Javi Marcilla. Me decía en su última llamada que preparase algunos proyectos serios en los que implicar a la gente.
Mirad, la verdad es que no es fácil llegar a todo. Tenemos únicamente un equipo de trabajadores, y además con una gran limitación de medios y herramientas. Ahora estamos envueltos en la nueva escuela de Kanikay porque queremos terminarla antes de la época de lluvia.
Por otra parte, no queremos que nuestro trabajo se reduzca al que podría realizar cualquier ONG. No estamos aquí en función de los proyectos, sino para intentar compartir con ellos la alegría de sentirse amados por Dios, a pesar de su pobreza. Por eso es incluso hasta conveniente que nos vean limitados, enfermos, débiles…, como lo están ellos. Queremos que cuando volteen la cabeza cansados de luchar, nos vean sentados a su lado compartiendo su dolor.
No me olvido de uno de esos famosos slogans con los que mis amigas camionetas me enriquecen cada día: It is hard to be humble if you are the king of the jungle (es difícil ser humilde si tú eres el rey de la selva). Con el bolsillo lleno, podemos correr el peligro de presentarnos como auténticos mecenas humanitarios, olvidándonos de la auténtica razón de nuestra presencia aquí: el anuncio de la Buena Nueva. Y además, presumir y estar orgullosos de ello.
Por otra parte, es cierto que nos ayudaría un montón el poder disponer de un fondo de becas para estudiantes, de un fondo para emergencias médicas, de un fondo para reparaciones de escuelas, de un fondo para ayudar a los catequistas con un pequeño sueldo que les permita dedicarse más plenamente a su labor evangelizadora. Esto es para nosotros tan importante como los proyectos de edificios.
Para que os hagáis una idea, una escuela viene a costar entre 20.000 y 25.000 dólares. Un pozo de agua entre 4.000 y 4.500 dólares. Y la verdad es que el construir unas cuantas escuelas y pozos, seria una bendición para muchas aldeas. Pero debemos ir poquito a poco, y, sobre todo, implicándolos de lleno en cada uno de los proyectos. Lo más importante es que sean los auténticos protagonistas de su futuro y que lo tomen en sus propias manos, y que les cueste esfuerzo. Uno cuida siempre con especial cariño aquello que le costó sangre, sudor y lágrimas.
Lunes, 27 de febrero del 2006
Por la mañana, tempranito, he llevado a los trabajadores a Kanikay. El Chief está feliz y no se separa de la obra ni a sol ni a sombra. La comunidad se encarga de dar alimento y posada a los trabajadores de lunes a viernes, y parece que todos están contentos.
Hay cosas que, aunque uno las sabe, no dejan de sorprenderte cuando suceden. Me he leído de adelante hacia atrás, y de atrás hacia delante el libro de mi compañero Santiago Marcilla varias veces. En él comenta lo mucho que les gusta a los limbas escribirte cartas solicitando todo tipo de ayuda. Pues bien, hoy Pa Bangura se me presentó delante, me entregó una carta, y esperó pacientemente a que la leyera. En ella me pedía el favor de trasladar al hijo de su cuñado al dispensario de Kamabay. Había estado poquito antes conmigo en misa, pero no me dijo ni una palabra, prefirió esperar, escribirme y llevarme personalmente la carta. ¡Con lo fácil que es hablar y el tiempo que hubiésemos ganado!
He ido camino de Kakola a recoger el enfermo pensando en la mejor manera de subirlo al land rover sin hacerle daño. Cuando llegué había muerto. Pregunté la edad: 35 años. ¿Causa de la muerte?: un dolor “aquí”. Y “aquí” puede significar cualquier cosa. No tenían dinero, me dicen, para llevarlo al doctor, ni para el transporte. Deja viuda y “no se cuantos” hijos. Me voy preguntándole una vez mas a Dios el por qué. Al salir me agradecen que fuese e intentase ayudarles.
Vuelve la familia por la noche para pedirme ayuda para trasladar el cuerpo a Kamalu y sepultarlo allí. Han bebido porque huele a mampa a distancia.
-Para calmar el dolor, me dicen.
Llega Joseph, el catequista de Kamayaribo, para invitarme a que asista mañana a su fiesta patronal, y les celebre misa a las diez. Le digo que si, y cuando se va me doy cuenta que no tengo ni repajolera idea de donde queda el poblado. Lo ubico en el mapa que hemos ido haciendo de la misión, y me dedico a buscar información sobre el santo del día.
Tenemos un libro de Robert Ellsberg con la vida y una pequeña reflexión sobre el santo de cada día. Leo: día 28 de febrero, Mártires de la Plaga de Alejandría. Uhmmm, me suena extraño que en Kamayaribo conozcan a tales mártires, así que lo intento con otra agenda. Vaya, ésta me dice que se celebra el día de San Román. Para ser sincero, tengo que reconocer que el único Román que yo conozco es a mi amigo y hermano del Colegio San Agustín de Valladolid, más conocido entre nosotros como “El Estatal”. Y tampoco se trata de predicarles su vida y virtudes, que tenerlas las tiene. Como veis, el santoral no es mi fuerte.
Han venido a visitarme Adama y Bassie, Medo y Fatu, Feren, con unos dulces que me hizo de coco, y media docena de críos. Estoy tristón y les he invitado a todos a sentarse a la mesa para cenar porque había arroz y bathaha abundante para todos. Es una delicia ver el apetito con el que comen. Y no manchan mucha vajilla porque en un plato y en un vaso comen y beben todos.
Martes, 28 de febrero del 2006
Ni “Los Mártires de la Plaga de Alejandría”, ni San Román. Al llegar a Kamayaribo, empapado y con los riñones bien masajeados por el estado del camino, me han dicho que el patrón del poblado es San Pedro.
-¿Cual de todos?, les pregunto.
-Mi no sabi, Peta (yo no se, Pedro), me responde en kriol el catequista.
Y qué más dará el apellido, digo yo. Si no saben de qué Pedro se trata, tampoco saben su vida, así que les hablo de la santidad, me invento cuatro anécdotas, y se queda más honrado San Peta que unas pascuas.
La iglesia es sencilla, de techo de palma. Y el calor sofocante. El verano ha entrado con ganas y sudo a mares, pero me siento feliz celebrando el misterio entre ellos. A la hora del padrenuestro me sorprenden porque no les entiendo ni una sola palabra. Me explican que es una aldea sofroco-limba, no biriwa-limba.
Bailan al ofrecer la colecta. Han recogido 27 centavos de dólar, y los presentan con el pan y el vino. Luego, Dios los transformará en su cuerpo y en su sangre, y, ¿por qué no?, también puede hacer el milagro de convertir los centavos en una iglesia nueva donde poder reunirse para orar en comunidad. Aunque, ¿sabéis lo que os digo?, hoy no cambio esta choza-capilla por una catedral, con aire refrigerado incluido. Y es que se siente a Dios tan cerquita…
Al final, comida y agradecimientos. Me dicen que es la primera vez que pueden contar con la presencia de un sacerdote en su fiesta patronal, y me alegra el haber hecho el pequeño esfuerzo de asistir.
Ha cenado conmigo el Padre Henry, y he pasado un rato agradable en su compañía. Le digo que no se cómo puede vivir solo, y se ríe.